El efecto De Biasi asalta Orriols y saca los colores al Levante
El Alavés sumó su primera victoria en Liga con goles de Munir y Medrán ante un rival que está en plena depresión.Levante - Rayo en directo: LaLiga Santander, jornada 36
Antiguamente se decía mucho más lo de “entrenador nuevo, victoria segura”. Habría que tirar de historia para ver el porcentaje de acierto al tirar de tópico. Pero esta vez se cumplió y De Biasi se estrenó a lo grande. El Alavés logró su primera victoria ante un Levante plano, lento, sin ideas, con cansancio en las piernas y en la cabeza. Mini crisis en Orriols, sobre todo, porque las buenas sensaciones de las primeras jornadas se están quedando en espejismo.
A los granotas aún le duraba la caraja de la horrenda segunda parte del Villamarín. Los de Muñiz parecían fantasmas por el campo. Más allá de un par de intentos de Alegría que no vieron ni puerta (para variar) y un remate de Morales al lateral de la red, Pacheco echaba la tarde y solo le faltó abrirse un paquete de pipas para disfrutar del espectáculo (bueno o malo, según se mire) que presenciaba en una posición privilegiada. Y por si fuera poco, otra lesión muscular. Esta vez Samu García, que debutaba como titular y no aguantó ni un cuarto de hora en el césped.
El Alavés empezó cauto pero vio que tampoco hacían falta demasiadas florituras para sacar los colores a los azulgranas. Se fue estirando y Munir tuvo la más clara a eso del minuto 20’. Remató una falta lateral sacada por Ibai y se encontró con un paradón de Raúl a bocajarro. Dos minutos después la volvió a tener tras un centro de Pedraza pero su remate lo escupió el larguero. El Alavés se había hecho dueño del balón y del partido. El Levante estaba grogui. Y a la tercera no falló. Pedraza se volvió a comer a Pedro López por banda y su pase de la muerte lo empujó el hispano-marroquí a la red. Era el 33’ y nada cambió hasta el descanso.
Muñiz buscó soluciones. Metió a Boateng por el desacertado Róber para jugar con dos puntas ya que para el técnico parece que Alegría es intocable a pesar de su escasa o más bien nula aportación. El Levante solo funcionaba a arreones. Escasos. Y tímidos. Porque Pacheco seguía de parranda. Su partido estaba más en perder tiempo que en parar. Lo primero lo hizo muy bien. Lo segundo no le hizo ni falta. A falta de media hora Muñiz tiraba la casa por la ventana. Toda la pólvora (por llamarlo de alguna manera), al campo dando entrada a otro atacante, Nano, y quitando a un lateral, Pedro López.
Pero por mucha acumulación de hombres arriba si no llegan balones poco se puede hacer. El Alavés no sufrió en ningún momento. Y aún le dio tiempo a golpear dos veces más. Primero Pedraza tuvo la sentencia. Se quedó solo ante Raúl y la tiró arriba. Pero el que no perdonó fue Medrán que ante la pasividad defensiva de Toño y Chema se coló entre los dos para rematarle a Raúl dentro del área pequeña un centro de 40 metros que caía con nieve desde la izquierda. Un 0-2 que con el pitido final desató la explosión de alegría en el banquillo del colista donde ya se nota el efecto De Biasi y la pitada de Orriols a un equipo que está entrando en depresión.
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