Una historia poética le da una nueva vida al voleibol
El técnico, recogepelotas en los 80, reunió a varias pericas, como Ana Alcaraz y Gemma Guirado. Debutan este domingo a las 12:15 ante el Esplugues.
Prácticamente 25 años después de su desaparición, el laureado voleibol femenino del Espanyol regresará este domingo a competir oficialmente. Y lo hará ante el Esplugues B a las 12:15 (Pavellò Claror Marítim de Barcelona) en la Tercera Catalana. El rescate de las secciones da su segundo paso tras el hockey patines, y esta resurrección proviene de un ejercicio que se podría calificar de poético. El hombre que une las dos historias de forma involuntaria es Víctor Hugo, entrenador argentino de esta sección en los 80 y profesor de Educación Física de José Luis Martín, Travi (de Travieso, su segundo apellido). El nuevo entrenador le debe el amor por este deporte a su mentor, una persona “tranquila y simpática”. “Era muy pequeño pero recuerdo de ir a ver los partidos y hacer muchas veces de recogepelotas. Tengo instantes para toda la vida, como las dos Liga y una Copa que ganamos en aquella época”, relata.
Este exjugador, exárbitro y ahora técnico recibió la llamada de les Secciones Deportivas pericas hace unos meses. No pudo rechazar la propuesta: “El proyecto es muy ilusionante. Cuando empecé en este mundo, el Espanyol ere una referente, y queremos intentar ser lo que éramos”. Para abrir boca, el equipo comenzará en la penúltima división, a seis categorías de la Superliga. El reto es “subir”. “Le diría a la gente que nos venga a ver, que se lo pasarán bien. La instalación es buena, tenemos un aforo de unas 300 personas y las chicas son guerreras y luchadoras”, promete.
El equipo le forman hasta 18 jugadoras de procedencias y edades distintas, pero muchas de ellas aficionadas al Espanyol. Y socias. Es el caso de Gemma Guirado y Ana Alcaraz, de 34 y 24 años, dos de las capitanas, las que se definen como “la Sergio García y Gerard Moreno del equipo”. Regresaron a la pista cuando ya habían abandonado. “Me retiré hace cinco años después de jugar desde los ocho en Granollers. Pero me llamaron, y esto para mí es la caña. Me puse las pilas y estoy motivadísima. Es un sueño. Poder representar estos colores es maravilloso”. Una historia parecida a la de su compañera. “Jugué hasta la pasada temporada en Mundet. Cuando lo iba a dejar, me llamaron y no me pude negar. Siempre deseé esto”.
El equipo se entrena en primera línea de playa, lo que les ayuda a “poder tener más variantes en las sesiones”, relata Arnau Baqué. El presupuesto se sitúa en unos 11.000 euros y las jugadoras son amateurs. Incluso se está formando ya categorías inferiores en la Vall d´Hebron. “Somos un equipo humilde y trabajaremos duro para volver a ser un club pionero en Cataluña”, afirmó Guirado. Ambas siguen el fútbol y ven que “este año irá mejor que el pasado”. Y ellas esperan sumarse a este carro. Ya sea en prosa o en verso.