Antonio Ferrera: “Veré al Atlético de Madrid ganar la Champions; si no en esta vida, en la otra”
Ya se echaba de menos esa manera de entender el toreo Ese aire clásico, y eterno, que derraman los lances de Antonio Ferrera.
Nacido en Ibiza, con sangre gallega, quien iba a decir que latía el corazón de un torero bajo su piel.
Ya ves, al final se impone el instinto, y por supuesto, la herencia familiar. Mi abuelo era muy aficionado a los toros y tenía vacas lecheras y mi padre fue novillero.
¿Cómo empezó todo?
Me crié entre becerros y vacas y mi abuela me hacía los capotillos. Mi padre no se esforzó en inculcarme el amor a los toros pero sí me empapé desde niño de lo que era esa cultura extraordinaria. La primera vez que me puse delante de una becerrita, con ocho años, fue por mero instinto natural, nadie me dijo que lo hiciera.
En estos momentos difíciles para la Fiesta le consideran el guardián de la esencia del toreo clásico, ¿de qué manera sacudió su mente estar los últimos dos años en el dique seco por culpa de esa grave lesión que sufrió en el brazo?
Las cosas que se van cruzando en la vida marcan el camino, a todo el mundo le ha ocurrido. Fue un momento difícil el que tuve que asumir pero me sirvió para agitar mis reflexiones. Ahondé en la esencia que había en lo más profundo dentro de mí y reinicié el viaje. Este camino que ahora emprendo como artista y como torero en un mundo tan imprevisible como es el nuestro es lo que más me hace sentir. Además, tengo la suerte de hacer feliz a muchas personas.
¿Tienen solo los antitaurinos la culpa del actual declive de la Fiesta de los toros?
No lo sé. Ahora se vive en un mundo muy virtual en todos los conceptos, en la manera de expresarse, exponer y defenderse y ese ambiente social ficticio fortalece a quienes no son auténticos. El perverso manejo de las redes sociales es brutal. Todos aquellos que han escrito barbaridades en las redes a raíz de la muerte de dos toreros estoy seguro de que no tendrían valor de hacerlo si tuvieran enfrente a los padres o a las viudas de esos toreros. Hay una desconexión social horrible que tiene difícil solución. La impunidad de las redes sociales es maligna. Hay un trasiego de opiniones perversas que no tienen un fondo de verdad y manipulan. Necesitamos un nivel de comunicación más saludable para intercambiar honestamente los sentimientos.
¿Qué sintió hace unas semanas cuando una parte del público en Bilbao le pitó al sacar unas banderillas con los colores de la bandera de España?
No me lo esperaba y como torero, y persona, me sentí dolido y herido. Yo iba a exponer mi vida ante un toro con un par de banderillas y eso merece un respeto. Y en cuanto a los colores de los rehiletes, en fin, yo he banderilleado por todo el mundo con esos mismos palos y nunca ha pasado nada. Creo que somos españoles y estamos en España y no tenemos que tener ningún complejo por ello, solo faltaría. Pero fue una minoría, el resto de la plaza reaccionó con nobleza y me apoyó durante toda la tarde.
Suele sonar el pasodoble en las plazas, ¿pero a usted qué tipo de música le gustaría escuchar en una plaza durante una faena de muleta de postín?
A veces suena a destiempo la música de la banda, quiero decir que el sentido y el compás de una faena en el ruedo debe ser escuchada. No vale cualquier cosa. Soy partidario de que el torero pueda escoger el tipo de música que debe acompañar a una faena. Hay faenas que requieren silencio total, por ejemplo, el eco natural del torero y el toro. Hay otras veces que a una obra ante el toro le va bien el acompañamiento de un blues, jazz, flamenco o una pieza clásica.
Es rojiblanco de corazón, ¿dónde confluye su sentimiento rojiblanco con su manera de torear?
En el corazón, en el alma, en la entrega sin papel de regalo. En ser puro, en ser fiel al camino que uno anda y crecer dentro de él.
¿Verán sus ojos ser campeón de Europa al Atlético?
No me cabe la menor duda. Y si no es desde este mundo, desde el más allá estaré observando.
¿Es antimadridista?
No, yo soy amante del fútbol y fiel al Atlético de Madrid. Es bonito que haya rivalidad de la buena pero desde un sentido noble. Lo glorioso y el legado más importante para las siguientes generaciones es que todo eso sea sano, libre y puro. Eso es una responsabilidad de todos.
La ceremonia en el ruedo entre el toro y el torero ante los ojos de miles de aficionados, vida y muerte, sangre, arte, gloria y fracaso no debe ser fácil de conjugar.
El torero es el ser más transparente y desvalido de cualquier manifestación artística, expone su vida ante el público, sus miedos, su valor, la esencia pura de su concepto del arte. Ante todo, el torero es una persona con toda la carga de emociones y estados de ánimo que ello implica y desnudarse en público con su vida y su arte en juego es una manifestación invencible.
¿Cree que es una batalla perdida pretender explicar el misterio que encierra la Fiesta de los toros a todos los que la rechazan por considerarla atroz y sanguinaria?
Todos esos conceptos tan desequilibrantes son producto del reflejo de una sociedad en la que se está imponiendo una realidad virtual que genera odio, y no solo en el mundo de los toros, sino en otros ámbitos. En nuestro caso, los españoles, tenemos la responsabilidad de no perder la esencia y la cordura. Algo funciona mal cuando se está cultivando el odio y afloran bandos por todos los rincones. Cuando terminen de atacarnos a los toreros buscarán otros motivos para el enfrentamiento. Se está perdiendo el sentido de la humanidad dentro de los seres humanos.
¿Y cómo hemos llegado a esto?
El caso es que hemos llegado, y todos los que levantan la bandera del naturalismo y cosas así son los menos naturalistas del mundo porque no veo yo que se ocupen en serio de asuntos como el medio ambiente, por ejemplo. Nosotros nos preocupamos más que nadie del cuidado de la naturaleza, cuidamos el campo, mimamos los ecosistemas y amamos de verdad a los animales. Aquí hay un sistema siniestro y oculto movido por unos intereses destinados a desequilibrar a la sociedad y generar odio.
¿Cómo se defiende uno de todo eso?
Hace falta más personalidad en la gente que sentimos de otra manera. Hay que despojarse de tanto complejo. A mucha gente hasta le da vergüenza proclamar en público que son españoles. No hay que tener complejos a la hora de defender nuestras raíces. Si seguimos así, en dos o tres décadas se va a perder la esencia de nuestra historia. La personalidad de España siempre ha sido tener lealtad a lo mejor de lo nuestro. El toreo ha influido en la historia de España desde hace siglos, en la sociedad, en la cultura. El significado de ser torero ha cambiado la percepción de la vida de muchas personas.
Hagamos autocrítica y pensemos el motivo por el que la cultura de los toros no ha calado en esta época reciente en los más jóvenes.
Todo se ha enredado de mala manera. Hay una gran responsabilidad en el aficionado a los toros porque no tiene que tener complejos a la hora de proclamar en una reunión social que le gustan los toros. Y hablar de lo que le apasiona con total naturalidad. Tenemos una responsabilidad con la historia del toreo, con la formación de personas que tenga cultura del toreo. En las escuelas, no solo las taurinas, debe residir este caldo de cultivo. Los niños tienen que crecer con una información más amplia y aseada, sin dogmas, libres. Que se explique como es debido que ser torero no solo es vestirse de luces y ponerse delante de un toro. Ser torero es una filosofía de vida que moldea la forma de ser y manejarse en el mundo.
Se dice que el toro, de cinco, y el torero, de 25. Usted tiene 40 años, lleva 20 de alternativa, ¿qué piensa de esa frase?
Eso es un tópico heredado que conlleva mucho peligro. Así no va esto. Yo con veinticinco años me estaba formando y carecía de la experiencia y el poso que tengo ahora. Es fundamental, a estas alturas, tener el corazón y el alma abierta a lo que de verdad sientes. Hay unos valores que tienen que latir, y entre ellos, la verdad de ser persona. No eres nada si no te acercas a saber lo que eres como hombre. El toreo te pone en situaciones límite y hay que estar preparado para afrontarlas.
¿A qué se aferra en esos momentos cruciales por los que ha tenido que pasar?
A la vida. Los toreros hemos vivido desde niños una inercia y ese aprendizaje no cesa. Es preciso sacudirse el ego, y no ser un egoísta malo. Valorar todo lo que significa vivir, desde el más pequeño detalle.
¿Se reconoce rojiblanco porque hasta llegar a lo más alto no ha sido un camino sencillo, igual que el del Atleti?
Claro que sí. El Atleti siempre sorprende con su espíritu. Yo he tenido que tirar hacia delante en momentos difíciles gracias a ese espíritu. Los jugadores del Atleti, tirando de ese espíritu noble, pueden conseguir lo que se propongan.
Para espíritu, el del Cholo, que acaba de renovar. Parecía que sus tiempos en el Atleti se iban acercando al final.
El Cholo puede estar en el Atleti todo el tiempo que él quiera. Tiene tanta pureza de espíritu, tanta entrega por lo que siente que nunca dejará de sorprender. Tiene una esencia poderosa que ha arrastrado a miles de personas a seguir sintiendo lo que significa el Atlético. Y con este tipo de personas lo mejor siempre está por venir.
El Cholo y el Atleti tienen dos graves cornadas que son las Champions perdidas contra el Madrid, ¿de eso se sale?
Si el toro te coge estando entregado te sientes puro aunque se te escape la sangre por un boquete. Las heridas duelen pero tu corazón se engrandece.
Hablando del Madrid, ¿qué le parecen las maneras toreras con que Zidane ha llevado a su equipo hasta la cima?
Es brillante Zidane, le ha dado sencillez al talento. Ha actuado con una naturalidad asombrosa y dada la responsabilidad que tiene su buen oficio tiene un valor muy grande.