Vietto brilla en el segundo entrenamiento en familia
Marcó seis goles en los diversos ejercicios dispuestos por Simeone, uno, el golazo de la semana. Segunda sesión sin internacionales.
A dos días del cierre de mercado y sin saber aun si se queda o se va, Vietto sigue yendo a más en el Atleti. Es su tónica este verano. Brillar. Aunque sea en un simple entrenamiento. En un simple entrenamiento además sin internacionales, en familia, con más componentes del cuerpo técnico que futbolistas (había nueve del primer equipo: Moyá, Werner, Juanfran, Gabi, Gaitan, Vietto, Correa, Gameiro y Torres; de los del día anterior solo faltaba Sergi, golpe en una pierna) la primera parte, la del calentamiento, la dirigió Carlos Menéndez, la segunda ya tomó el mando el Cholo: posesión y espacios reducidos. Vietto comenzó a brillar justo después.
Fue cuando la plantilla se dividió en dos y comenzó a ensayar remates, cinco por jugador, de dos en dos. Uno frente a Moyá, el otro contra Werner. Vietto fue el que mas hizo, con cuatro, tres seguidos. Destacó también Gabi, uno al larguero y tres luego. También Juanfran, tres. Simeone estuvo muy pendiente de Correa, de sus pasos a porteria, del cambio de ritmo ("pasó sobre paso", "el apoyo") y de Gameiro ("sigue la pelota, sigue la pelota"). El ultimo, que comenzó a cero terminó estampando a la red las enseñanzas de Simeone: dos goles.
El Cholo se dirigió al siguiente ejercicio en un aparte con Tiago, comentando qué vio, que no. Cada vez se apoya más en su nuevo Míster, en el portugués. Después caminó con Correa. Charló un minuto con él. El siguiente ejercicio lo comandaba el Profe Ortega: carrera continua, ida y vuelta en un espacio señalado por el preparador físico en la banda del córner del campo 4 de entrenamiento del Atleti en el Cerro.
Mas tarde llegaría el gol de la semana. Y lo haría cómo no, Vietto. En campo reducido, la plantilla dividida en dos, llega ante Werner junto a Correa, regatea a un defensa, regatea a otro y cuando tiene al portero vencido la pica lo justo para que la pelota vuele sobre su cabeza, inalcanzable, en una parábola preciosa. Gol de crack, de un Vietto que, lo dicho, va a más y más.