Cuatro reflexiones del debut del Atlético de Madrid en LaLiga
El Atlético, como hace justo un año, volvió a pinchar en la primera jornada ante un recién ascendido. Y avisados estaban.
"No nos podemos ir contentos de aquí", repetía Saúl en las entrañas de Montilivi varias veces al poco de concluir el partido. El Atlético, como hace justo un año, volvía a completar la primera jornada del campeonato con un tropiezo frente a un recién ascendido. Y avisados estaban. Estos son algunos detalles que deja el estreno:
Previsibles. En la previa Simeone era interrogado por la falta de fichajes, por la sanción. El técnico señalaba una ventaja en el castigo. Todos los jugadores se conocen, le conocen a él, y se apuntaba como ventaja. Pero no es menos cierto que el Atlético es como esas escuderías que toman un motor de una marca del año anterior. El equipo saltó al campo para jugar, por nombres y puestos, de la misma manera que en los años anteriores y no encontró argumentos, devorado en el primer tiempo por el entusiasmo de un recién llegado a la categoría como Girona.
Jugadores. Simeone puso su granito de arena ayer para rescatar a su equipo. Intercambió varias veces las posiciones de Carrasco, Saúl y Koke; pasó a jugar con tres defensas; abrió el campo y buscó la velocidad con Correa, Vietto y Gaitán... Poco a poco fue dando con la tecla, pero faltaban por aparecer esos jugadores de calado que el club ha conseguido mantener en la plantilla. Con mejoras de futbolista top. Pero fueron esas vueltas de tuerca del Cholo, aderezadas con las paradas de Oblak, las que metieron al equipo en la pelea. Hay partidos de técnicos y partidos de jugadores. El de ayer era para los segundos. Para evidenciar la diferencia de calidad, de nombre, en definitiva. Pero muchos de ellos fueron deambulando del campo al banquillo o al vestuario para que los Correa, Gaitán y Giménez lo arreglaran.
Solidaridad. Como cualquiera que echara un vistazo más o menos relfexivo al partido, Simeone observó la fuga que ayer presentaba su banda derecha. Aday y Borja García acosaron sin solución a un Juanfran que no tuvo su día, pero no es menos cierto que el lateral, por momentos se vio aislado para frenar las embestidas. Hace mucho que en este equipo se demostró que brillar no significa hacerlo solo con balón y la tensión defensiva de cada pieza es lo que da vigor al esquema del Cholo. Le faltó a Carrasco, por la derecha, en el primer tiempo. Así llegó la acción del primer gol. De todos es sabido que ese costado no es el predilecto del belga, pero no es el único al que muchas veces le toca jugar en una demarcación que no es la que mejor se le ajusta, hay varios casos. No es excusa.
Correa. Como en el verano pasado, al Atlético le ha tocado hacerle ver que se le augura un papel protagonista en este equipo a pesar de que un Mundial cerca le apremiaba para salir. "Debe llegar a ser otro Griezmann", se apunta desde el club, redoblando la apuesta sobre él cuando se pregunta por su continuidad. Esa es también el peaje del joven. Su mejor versión llega donde se desempeña el francés. Difícil pues convivir juntos. Pero calidad, desequilibrio y verticalidad son solo virtudes que acompañan a un valor que el Cholo estima sobre manera: no se arruga. La quiere siempre. Correa es de los que apuesta en cada balón, para cambiar el partido, pero también de los que necesita que equivocarse no sea una sentencia. Ayer la fe en él volvió a funcionar.