¿Qué fue de Riquelme?: el mago del Submarino amarillo
De ídolo en Boca a triunfar en el Villarreal, tras tener un nefasto paso por el Barça. Su palmarés no deja indiferente a nadie: Oro en Pekín 2008, tres Copas Libertadores...
25 de septiembre de 1997. Con casi 37 años, Maradona jugaba su último partido como profesional en un clásico Boca-River en el que el conjunto xeneize se terminó imponiendo por 2-1. La Bombonera decía adiós a su ídolo bajo la lluvia. Antes de finalizar el primer tiempo del partido, el Pelusa era sustituido por un joven llamado Juan Román Riquelme. Entre el diluvio saltó Román al campo, como un destello de esperanza para una afición que veía como el ‘pibe de oro’ se consumía después de tan buenos momentos en la Bombonera y de haberse convertido en el mejor jugador del mundo durante décadas. Maradona saludó a Riquelme que, en su primeros pasos en el fútbol profesional, lo reemplazó con ganas de dejar el nivel a la altura de las circunstancias. Con el paso del tiempo, se convertiría en su heredero.
Aquel día el ‘10’ le dio paso a otro ‘10’ (aunque en aquel partido Román llevaba el dorsal 20) que continuaría enalteciendo ese número en la camiseta de Boca pese al adiós de su legítimo portador. No llegaría a ser el mejor del mundo, pero sí que se convertiría en uno de los mejores jugadores argentinos de la historia. Además, siguió los pasos del Diego probando suerte en el Barcelona pero Roman no cuajó y conquistó Europa desde la filas del Villarreal. Serio y con clase, Riquelme era un jugador diferente. Hacía que lo difícil pareciese muy fácil. Con un trote peculiar, nos salpicó a todos con su magia cada vez que saltaba al terreno de juego.
Jugaba de pequeño en un estadio llamado la 'Bombonerita'
Juan Román Riquelme (San Fernando, Buenos Aires, 24 de junio de 1978) nació con un balón bajo el brazo un día antes de que Argentina se proclamarse campeona del Mundo. Jugaba de niño en un pequeño club argentino que jugaba en una cancha llamada la ‘Bombonerita’. El destino estaba marcado. Comenzó a jugar en Argentinos Juniors de donde le pescó el presidente de Boca Juniors, Mauricio Macri. Debutó a los 18 años un 10 de noviembre de 1996 frente al Club Atlético Unión en la Bombonera.
“Estoy muy agradecido a mi papá que me hizo hincha de Boca… Desde chico soñaba con ponerme esta camiseta y ganar un título algún día”, decía tras debutar con el primer equipo xeneize el joven Román. Aquel sueño se hizo realidad. Y lo haría por todo lo alto. No sólo vestiría la camiseta sino que portaría el ‘10’ de la azul y oro. No sólo ganaría un título sino que marcaría con fuego su paso en la historia de Boca siendo uno de los mejores jugadores que han pasado por la Bombonera. Sólo le hicieron falta 13 días en el cuadro xeneize para anotar su primer gol en Primera frente a Huracán de Parque Patricios.
Formó un tridente temido con Guillermo y Palermo
Sin embargo, el mediapunta llegó a Boca en una mala etapa del equipo que se mantenía en una mala racha sin campeonatos desde 1992. Tras varios cambios de entrenador, llegó Carlos Bianchi, técnico clave para Riquelme. No solo le devolvió la titularidad y le dejó el ‘10’ sino que le dio la responsabilidad de coger la batuta en el equipo y formó un tridente ofensivo letal. Guillermo Barros Schelotto, Martín Palermo y Riquelme eran una sociedad perfecta en el campo y se convirtieron en la delantera más temida de la época en Argentina.
Bianchi consiguió formar un equipo que terminó dándole a Boca un título después de seis años de sequía. La seguridad de Óscar Córdoba bajo palos, el muro defensivo Ibarra y Bermúdez apoyados por Walter Samuel y Arruabarrena, un centro del campo capitaneado por Cagna, Mauricio Serna y Basualdo y el temido tridente Román-Guillermo Palermo empezaron levantando el Torneo Apertura 1998, primer título de Riquelme. Se sumaría después el Torneo Clausura 1999, por lo que conseguirían el Bicampeonato, y la Copa Libertadores 2000. Debutaba entonces Riquelme en la prestigiosa competición. Un debut soñado: una jugada, una ganada, aunque luego vendrían otras. Y enseguida la Copa Intercontinental frente al Real Madrid el 12 de noviembre de 2000 en Japón en la que el conjunto xeneize se impondría a los blancos por 2-1. El mediapunta argentino fue determinante en la victoria de Boca. Asistencia de más de 40 metros a Palermo, que anotó los dos goles del duelo entre españoles y argentinos. En 2001, Riquelme volvería a alzarse con la Copa Libertadores en cuya final fue nombrado mejor jugador. Aquello ya empezaba a hacerse sonar por tierras internacionales y pronto llegaron noticias desde el viejo continente.
En el Barcelona no encontró su sitio
En 2002, fue traspasado al Barcelona, dejando más de 40 goles y alrededor de 80 asistencias en sus seis primeros años en Boca. Otra estrella azul y oro que se marchaba al club español. Pero Román no llegó a encajar en el esquema del Barça, dirigido en aquel entonces por Van Gaal. A pesar de haberse ganado el cariño de la afición culé, los números no le respaldaban (seis goles y una decena de asistencias). Además, la llegada de Ronaldinho al equipo saltó las alarmas por el exceso de jugadores extracomunitarios. Finalmente, Riquelme se marchó cedido al Villarreal al año siguiente de aterrizar en la Ciudad Condal.
En Castellón formó pareja en el ataque con el uruguayo Diego Forlán, con el que le unía una gran relación de amistad, y consiguió alzar su primera Copa Intertoto de la UEFA en 2004. En el Submarino amarillo encontró de nuevo su sitio. Volvió a ser aquel Riquelme creador de juego y abastecedor de los delanteros. Y tanto fue así que su calidad le hizo ser uno de los mejores jugadores de la Liga en aquellos años. En 2005 consiguió el récord de asistencias de gol y fue galardonado con el Premio Don Balón al mejor jugador extranjero de la Liga española. En la temporada 2004-05, el Villarreal acabó tercer clasificado de Primera y decidió ejercer la compra del 75% del argentino.
A la conquista de Europa con el Villarreal
En la 2005-06 llegó la Champions, siendo la primera vez de su historia que el Villarreal disputaba la máxima competición europea. El Submarino amarillo sorprendió a todos metiéndose en las semifinales tras noquear al Manchester United, Benfica o Inter de Milán, entre otros. La suerte entonces fue caprichosa con Riquelme y le hizo convertirse en un protagonista agridulce de aquella soñada semifinal en la que se enfrentaron al Arsenal. Era el último minuto de partido y el argentino podría lograr el empate con un gol de penalti y forzar la prórroga. El disparo fue directo a Jens Lehmann que le daba el pase a la final a los gunners y los groguets vieron frustradas sus ilusiones de levantar el título.
En medio de un conflicto con su ficha, Riquelme se marchó cedido a Boca Juniors hasta junio de 2007. No tuvo un inicio muy esperanzador. Muchos pensaban que no volvería a dar el nivel de sus primeros años en el club xeneize, pero volvió a ser el mismo. Y lo hizo consiguiendo su tercera Copa de Libertadores siendo de nuevo galardonado como el mejor jugador de la final del torneo.
Tal y como se había acordado, el 30 de junio Riquelme regresó al Villarreal donde su situación no era buena. Pellegrini, técnico del Villarreal en aquella temporada, no contaba con él. El culebrón terminaba con final feliz. Boca Juniors llegó a un acuerdo con el club amarillo y se hizo de nuevo con los servicios del mediapunta. En el club xeneize estuvo seis años más añadiendo a su palmarés dos Torneos Apertura (2008 y 2011), una Recopa Sudamericana (2008) y una Copa Argentina (2011-12). En 2014 anuncia que deja el club de su vida, que le homenajeó con una estatua de su imagen en el Museo de la Pasión Boquense. “He nacido boquense y me voy a morir boquense como todos ustedes”, decía en el acto de despedida. Se marchó al Argentinos Juniors, a quienes devolvió a Primera, para jugar en los últimos años de su carrera hasta que en 2015 anunció su retirada.
Renunció a la Albiceleste por diferencias personales con Maradona
En la Selección Argentina también dejó una huella imborrable. Riquelme formó parte de la Albiceleste desde 1996 cuando recibió la llamada de José Pekerman para jugar con la Sub-18. Se proclamaría entonces campeón de la 'Copa Punta del Este' en Uruguay. A aquello le seguirían el título en el Campeonato Sudamericano sub-20 en Chile y en el Mundial Sub-20 en Malasia. Con Riquelme como capitán, aquella generación prometía mucho. Con la Absoluta, Román capitaneó a una Albiceteste que fue eliminada en cuartos de final del Mundial de 2006 en Alemania por el país anfitrión. Al año siguiente, se proclamarían subcampeones de la Copa de América en Venezuela y, finalmente, terminarían llevándose el Oro en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Su relación con la Selección se enturbió debido a diferencias personales con el entonces seleccionar Diego Armando Maradona. Los problemas entre ambos desembocaron en su renuncia de forma definitiva a la Albiceleste.
Seis veces parte del mejor equipo de América, cuatro veces Premio Limpio al mejor futbolista, forma parte en el equipo ideal de la Copa Libertadores de todos los tiempos y es el máximo goleador de Boca en ese prestigioso torneo…. y un sin fin de distinciones individuales. Sin duda, Riquelme marcó un hito histórico en el fútbol. Ahora, el ex de Villarreal, Barça y Boca se prepara para presentarse a las elecciones de 2019 para presidir el club xeneize. Quien sabe si pronto lo veremos dirigiendo el equipo que él mismo llevó a la gloria.
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