Tras la foto de Piqué, ya sólo falta que hable el brasileño
En el club admiten que no entienden nada de lo que pasa mientras que en el PSG insiste que en el Barça el brasileño nunca será el mejor.
Ya sólo queda que se siente Neymar ante los medios y hable. O que cuelgue en las redes sociales sus intenciones de futuro, después de una semana especulando con un salida al París Saint Germain (por voluntad propia y a cambio de 222 millones). Sólo resta que el crack brasileño haga bueno el post en instagram de Gerard Piqué o bien deje marcado a su amigo como un gamberro ante la masa social del Barça, cada vez más cansada del culebrón.
En el club no acaban de entender nada de todo lo que está pasando. Están convencidos, eso sí, que desde el París Saint Germain le han mandado mensajes que le advertirían de la competencia existente con Lionel Messi para ser en breve el mejor futbolista del mundo.
De ahí que aprieten tanto y pretendan que abone su cláusula de rescisión, de 222 millones de euros. Ese es el verdadero motivo de la batalla entre Barça y PSG: unos por convencer al jugador de que eso no es así y que está en el mejor sitio para situarse como mejor jugador del planeta en poco tiempo y los otros, los franceses, que con sus petrodólares pretenden construir a su alrededor un equipo para ganarlo todo (la verdadera preocupación de los propietarios del club) y de paso ver a Neymar como el mejor del momento.
Visto lo visto en la sesión de ayer por la mañana en la Ciudad Deportiva del New York Red Bull, lo que hizo Piqué mal no le sentó a Neymar. Ambos estuvieron juntos durante todo el rato en el que el club abrió las puertas de la sesión e incluso, a la salida escalonada de los futbolistas del vestuario camino del autocar que los devolvía al hotel, los dos protagonistas aparecieron uno detrás del otro con una buena sonrisa en la cara después de pararse a firmar autógrafos a los más pequeños.
El equipo blaugrana partirá hoy rumbo a Washington, donde la madrugada de miércoles a jueves se enfrentará al Manchester United. El escenario del culebrón, pues, se traslada de ciudad, pero el guión sigue estando igual de enredado. Y sólo puede aclararlo Neymar.