El Sadar se despide de Primera con victoria; el Granada, colista
Se adelantó Osasuna con gol de Steven, empató Adrián Ramos y Kenan Kodro, en el 75', dio una alegría a la afición rojilla.
En el partido de colistas, el de la honra y de la pasta por un puesto en el escalón descendente de LaLiga, tres goles producto del balón parado desentrañaron el envite. Primero Steven, después Ramos, y ya en el segundo acto Kodro rubricaba la cita en El Sadar con el 2-1 definitivo. En el banquillo local, para más inri, bronca entre Vasiljevic y Riera, con cuentas pendientes.
En unos inicios de dominio de Osasuna, como siempre con muchos lesionados en la cuneta, Kodro ya avisaba que iba a ser su tarde. Con críticas de Adams iniciales a su plantilla, quizás para estimular un último empujón de orgullo en una temporada para olvidar, no hubo demasiado juego.
Un centro chut de Buñuel que se envenenó y la tuvo que salvar Ochoa de su arco. Ramos, de espalda, cedido del Borussia Dortmund, pedía el cuero con insistencia, pero no había forma. A los 20 minutos, en la acción más diáfana, Kodro controla un balón huérfano, solo ante el arquero mexicano, pero mandó el cuero a las nubes.
Acoso de los rojillos y John Steven Mondragón marcaba en un balón suelto en el interior del área, su segundo tanto (mancó al Sporting) en sus cuatro partidos en la élite, cuatro minutos después, en el quinto disparo local, por ninguno de Granada. Y Boga, a renglón seguido, casi empata en una clara ocasión, que salvaba en su salida Sirigu a mano cambiada. Un envite a impulsos, con Berenguer percutiendo por la izquierda, que se fue desplomando en las postrimerías del primer acto. Pero empataba, en el 40, el Granada, en un saque de falta que Adrián Ramos picando cruzado de cabeza.
La segunda parte era un tostón bajo el sol de Pamplona. Apariciones arriba del siempre combativo Kodro, cambios de ambos técnicos, y en el banquillo bronca monumental entre Riera y Vasiljevic, ya picados hace tiempo. De todo menos juego. Apenas un remate acrobático de Ramos, en el 73. Y un minuto después, Kodro fusilaba a Ochoa el 2-1 tras cabezazo de Vujadinovic. Octavo gol del hispano-bosnio, sólo tres cartulinas amarillas, lo que denotaba el poco nervio del duelo por driblar el farorillo rojo y varios calambres en la despedida de Primera de El Sadar.