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VALENCIA

Ayala: "Recordar la Liga de Málaga son caricias al corazón"

Fabián Ayala, autor de uno de los dos goles en La Rosaleda con los que el Valencia se proclamó hace 15 años campeón de Liga, habla en AS del pasado y del presente ché.

Ayala.
MARIANO POZODIARIO AS

¿Sabe dónde estaba hace 15 años?

Eso no se olvida y recordarlo son caricias al corazón. En Málaga.

¿Qué es lo primero le viene a la mente?

Primero que ha pasado mucho tiempo, la verdad. ¡15 años! Qué lindos recuerdos. En Valencia dejé mis mejores años de fútbol. En ningún otro lugar mantuve un nivel competitito tan alto durante tanto tiempo.

Recuérdenos cómo fue gol.

Fue un centro perfecto de Fabio (Aurelio). Bien tirado el centro, con la fuerza y la altura justa. Cada uno teníamos la obligación del míster de atacar esos balones por una zona del área. La mía era la del punto de penalti más o menos. Yo ahí me sentía cómodo. La ví venir y la puede conectar. Pero el mérito fue del pateador. Siempre que he marqué un gol de cabeza dije que el mérito está en quien te la pasa. Fabio puso la pelota donde la tenía que poner. Perfecta a mi cabeza.

¿Cuántas veces ha visto ese gol repetido?

Pues varias, muchas. Muchos aficionados me lo recuerdan a través de las redes sociales. Es precioso que la gente se acuerde de uno por momentos como ese. Seguro que hoy lo volverá a ver en Twitter o Facebook.

El gol fue un golazo. Pero casi diría que la fotografía que se recuerda más es la de su celebración. Con las palmas de las manos hacia abajo, pidiendo calma, y Rufete agarrándole del cuello.

Sí. Yo también lo creo. Esa celebración, esa imagen, quedó como algo icónico. Fui corriendo hacía el banquillo y al primero que veo es al Kily González dando saltos. Todos saltaban. No celebraban un gol, celebraban una Liga. Pero en ese instante recordé lo que siempre hablábamos entre nosotros: “las cosas se festejan cuando se tienen”. Por eso pedí calma.

¿En qué momento se vio usted campeón?

A ver. En ese momento todos sabíamos que estábamos cerca, teníamos el título en la mano. Fue una alegría contenida. Particularmente vi íbamos a ser campeones con el segundo gol de Fabio, en el que encima se perdió mucho tiempo hasta saber si lo anulaban o no. Cuando el árbitro dijo gol, dije: “Ahora sí”. Ya no se nos podía escapar.

Y tras el pitido final del árbitro, ¿qué recuerda?, ¿le costó mucho llegar al vestuario?

La de gente que saltó al césped. ¿Se acuerda? No sé cómo llegamos hasta dentro (ríe). Creo que no di tantos abrazos en mi vida como en esos minutos. Fue emocionante.

¿Cómo se llegó a construir ese Valencia?

Era un equipo que combinaba buena juventud con futbolistas en una medida de edad de madurez y crecimiento a la vez, entre los que yo me incluía. Y luego había unos veteranos muy profesionales, gente muy comprometida, que transmitían valores y sabían por qué momentos iba a pasar el equipo. Hay que darle también mérito a la gente de la dirección deportiva que mezcló todo aquello.

Lo que se construyó fue un bloque.

Sí. De profesionales. Esa fue la clave. A pesar de que allí dentro no hicimos buenas amistades, sí se logró un equipo sólido. Sabíamos lo que cada uno quería. Y Rafa (Benítez) llevó bien el mando. Había buenos duelos, buenos entrenos, cada uno, cada día, buscaba superarse. Rafa llevó muy bien las rotaciones. El equipo siempre mantenía un nivel, era un equipo regular.

¿Qué sentimiento te trasmite el actual Valencia?

Complicados por los momentos que recién ha vivido. Verle coquetear con el descenso me ponía mal, incluso de mal humor. Pero el vestuario ha trabajado para salir a flote. Ahora a pensar en lo que vendrá.

¿Y qué le augura al proyecto de Lim?

Espero y deseo que se vuelva a una corriente de buen trabajo, de gente que se identifique con el club, que pelee dentro del campo por dejar el honor del club bien alto y representado en todo momento. Recuperar el espacio que se ha perdido, que se ha perdido en el tiempo un lugar de privilegio en el futbol europeo y también en España.

Conociendo el club y también la propiedad, ¿qué tiene que cambiar?

Difícil responder, la verdad. Hoy tendrán un gran trabajo los que están, primero de análisis de lo que ha pasado y a partir de ahí de toma de decisiones. Valencia se ha caracterizado por tener futbolistas comprometidos con la institución. Si son de la tierra, mejor, pero no es fácil encontrar jugadores dela tierra. ¿Gayà o Carlos Soler? Los canteranos sí te pueden dar eso, pero son jóvenes, tienen aún que hacer sus primeras armas. Hoy no hay un referente local para arrastrar a los demás.

¿Y qué perfil de entrenador necesitaría este Valencia?

Un entrenador que sepa lo que quiere y lo que quiere también el aficionado valenciano. Un entrenador que sea sobre todo futbolísticamente ordenado. Un técnico ordenado y valiente, que no solo quiera ganar en casa sino también fuera. Un entrenador competitivo.

¿Por qué se produjo su última salida?, ¿por qué se torció tanto su relación, la suya y la de Rufete, con Nuno?

No hubo nunca claridad. Ese fue el tema principal. Cuando tratas de hacer un trabajo y ves que no es valorado de la manera en la cual se hace, no sirve eso. También pasó que tu forma de pensar no coincidía en nada con lo que se estaba decidiendo. Llegados a ese punto, pues es mejor no estar, no participar, porque ese tipo de decisiones te puedes arrastrar a lugares donde sinceramente no quería ni estar ni compartir.

Usted ha criticado el modelo Lim, ¿en qué sentido?

Eso es. El modelo. No me gustaba. Y mira que podía haber sido muy bueno. Un club como el Valencia, con una dirección deportiva que trabajaba para el club y después un representante que terminaba por vender el producto que exponías. Pero no lo entendieron así. Y pasó que yo estoy acá en Argentina.

¿Lo pasó mal?

Bien no lo he pasado tras salir, porque yo sentía que podíamos crecer, ir a más. Que se podía corregir los errores y mejorar las virtudes. Yo veía que estábamos posicionando de nuevo al club. El Valencia no tiene que pelear de salida la Liga con Madrid o Barcelona. Pero sí estar atento a lo que pueda pasar.

¿Volvería al Valencia?

No cierro nunca la puerta. Yo no me fui mal. Y el Valencia no son los nombres. Por el Valencia la gente está de paso, pero el club es mucho más. Yo encantado e volver a un lugar donde me lo dio todo como jugador y fui feliz también en la etapa técnica que estuve.

¿Y qué hace ahora?

En mi país, sacándome el título de entrenador. Y esperar.

Pero sonó para entrar en la selección de Argentina.

Sí, hubo una posibiliad, pero no había un presidente en la AFA, había una comisión y prefería que hubiera un presidente. Ahora lo hay, ya le hemos presentado el proyecto, que lo estudie y si lo ve viable, que nos llame. Vamos a esperar. Me gustaría poder a portar mi granito de arena para que crezca el fútbol de mi país.

La última, de la calma tras hacer un gol que valía una Liga a su chapuzón en Mestalla en la celebración.

(Ríe) Qué recuerdos. Aquel no era mi primer título como profesional. Tampoco por suerte fue el último. Pero fue muy especial. El más especial. Esa Liga no la olvido. Tengo muy presente los recuerdos, la celebración. Hablo contigo desde Argentina y los veo pasar por delante mio. Jamás me tocó vivir una fiesta como esa. Jamás.

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