Remontada y tormenta perfecta del Nàstic ante el Mirandés
El Mirandés se adelantó por medio de Álex García, pero Xavi Molina empató y en la segunda parte Tejera, Lobato y Emana de penalti le dieron la victoria al Nàstic.
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El Nàstic da un paso de gigante hacia la salvación. Y con remontada incluida. El conjunto grana se sobrepuso al gol de Álex García a base de fútbol y coraje. Los tantos de Xavi Molina, Tejera, Lobato y Emaná ajusticiaron a un Mirandés que no mereció más.
Eso sí, parece mentira que el Nàstic aparezca en su estadio a verlas venir con lo que se está jugando, pero así es. Y de ahí que al rival tan solo le baste un momento de lucidez para hacerles sangre. Como Sangalli. El extremo del Mirandés, con un pase y una carrera al espacio, desarboló a toda la zaga grana y su centro inmaculado lo aprovechó Álex García para hacer el 0-1. Reina no estuvo fino porque su despeje introdujo el balón en la meta. El nerviosismo volvió a instalarse en las gradas del Nou Estadi, pero los jugadores grana no se contagiaron, y liderados por Emaná se pusieron a jugar al fútbol y a dominar. Era un ‘taqui-gol’ y, en el 39’, llegó el premio. Eso sí, no fue fácil porque Roberto estaba inconmensurable pero tras un cabezazo de Álex López al palo, Xavi Molina recogió el rechace y empató el partido. El Mirandés estaba siendo avasallado y agradeció que se llegara al descanso.
El inicio de la segunda mitad fue un déjà vu y el único pero para el Mirandés fue que Guarrotxena y Ortiz no tuvieron acierto. Ambos sustos volvieron a desesperezar al Nàstic y a base de fútbol y entrega colgaron del palo al Mirandés. Y en el 68’ se desató la tormenta tarraconense porque en una acción que se inició con un clamoroso penalti sobre Álex López de Ortiz acabó en el 2-1 de Tejera. Pero hubo más porque dos minutos más tarde Lobato superó a Roberto con un tiro preciso desde fuera del área. El final de partido del Nàstic fue excelso, con un Emaná portentoso y que redondeó su recital con el 4-1 de penalti, y acabó por desquiciar a un Mirandés que ve como la salvación empieza a alejarse tanto que es cuestión de fe.