La lesión de Rafinha y el estado de Alba comprometen el 3-4-3
Arda, el otro especialista para jugar en la derecha, también está lesionado. El buen momento del lateral también puede hacer dudar al asturiano.El Madrid tira la toalla
Estaba cantado, y sucedió, que el Barça volvió en Granada al 4-3-3. Los descansos de Messi, Pique y Umtiti y la presencia de jugadores que habían estado en Barcelona dos semanas sin compromisos internacionales (Mathieu, Rafinha, Sergi Roberto, el mismo Alcácer) iban dejando pistas de un once previsible.
El asunto es que de la misma forma que el 4-3-3 estaba cantado en Los Cármenes, parecía que el 3-4-3 volvería ante el Sevilla. Con Piqué, con Umtiti, con Messi…, y con Rafinha a la derecha. El brasileño había jugado a un nivel sobresaliente muchos partidos desde que se cambió de sistema y se ubicó en esa posición: había marcado ante el Atlético, había rendido bien ante el Celta y el PSG. No viajó a A Coruña por molestias y en Granada ha vuelto a caer. El especialista en la posición de extremo derecho en el 3-4-3 que se había inventado Luis Enrique cae, víctima de sus problemas con las lesiones. También falta Arda Turan, otro de los golpeados por los problemas físicos, que conoce el puesto de su época en el Atlético. Aunque en un 4-4-2, Simeone prefería fijarlo a una banda para darle una misión concreta. Si no, se dispersaba según desvelaba el mismo técnico argentino.
¿A quién colocar en ese 3-4-3? Parece que André Gomes no. Su ratito en la posición fue decepcionante. Alcácer hizo oposiciones, aunque no parece su posición ideal. En partidos de exigencia requiere esfuerzo defensivo y técnica para proteger y trasladar el balón a zonas intermedias, especialmente a Messi. Lo que aporta el valenciano son desmarques y una gran capacidad para pisar área. Denis es, tal vez, el jugador más parecido a Rafinha. Es aplicado y tiene calidad pero no tiene el talento del brasileño para proteger el balón y es cierto que Luis Enrique le está dando menos oportunidades últimamente. El asturiano también dejó caer que podría probar a Aleñá, pero es una opción descabellada con lo que se está jugando ahora. La otra opción para mantenerlo es mandar a Messi de vuelta a la derecha y colocar como mediapunta a Iniesta. Esa solución, sin embargo, convertiría en más suicida aún un sistema que necesita la ayuda de los extremos: no parece probable. Además, el invento del 3-4-3 se explica en parte en darle soluciones a Messi, no problemas.
Y luego está el asunto Alba. Más allá de sus declaraciones, seguramente inoportunas, el lateral ha demostrado ser un cohete en los partidos de la Selección contra Israel y Francia y jugó bien en Granada. Ha hablado fuera del campo, pero también dentro. Desgraciadamente para Luis Enrique, no tiene sitio en el 3-4-3. Si se ve con buenos ojos, Jordi Alba podría convertirse en un jugador bisagra. Permitirá ser fiable con el 4-3-3 de salida y también un recurso si el 3-4-3 se encuentra atascos. Luis Enrique, como admitió en Granada, está obligado a buscar otra vez soluciones.