"Nos quedan diez finales y no nos arrugaremos ante nadie"
El lateral izquierdo del Leganés se ha convertido en una de las revelaciones de su equipo. Se recuperó de forma milagrosa de una grave lesión. “Merecemos la salvación”, afirma.
Diego Rico se ha convertido en una de las revelaciones del Leganés en esta primera temporada pepinera en Primera División. También este burgalés de 24 años ha debutado en la élite después de jugar tres temporadas con el Zaragoza en Segunda. Y no se le ha dado mal. Con 17 partidos y 1518 minutos es el cuarto defensa que más ha utilizado Garitano en Liga pese a que una lesión estuvo a punto de dejarlo KO lo que restaba de curso.
Diego es, efectivamente, revelación por partida doble. Lo fue en el arranque de curso, cuando se hizo con la titularidad pese a que llegó en los últimos días del mercado estival y a que no tenía experiencia entre los mejores, como le gusta decir a su entrenador, a Asier Garitano.
La siguiente sorpresa la dio después de destrozarse la rodilla frente a Osasuna. Aquella noche del 21 de noviembre el Leganés logró sus primeros tres puntos en Butarque, pero lo hizo a un alto coste: Róber Ibáñez dijo adiós a la temporada, Szymanowski se quedó fuera durante dos meses y medio y Rico… Rico se salvó sin saber muy bien cómo.
Los servicios médicos pensaron que se había roto también para lo que restaba de campaña. La imagen de su pierna flexionándose hasta dibujar un arco imposible no dejaba lugar a dudas: el muchacho se había quebrado y de qué manera. Pero hay futbolistas que aman lo imposible y abrazan los milagros médicos con la normalidad de un físico portentoso.
“He intentado trabajar lo máximo. Por mí ya habría estado antes de Navidad corriendo, entrenando. Quería volver cuanto antes. Los médicos no me dejaron. Querían que pusiera más pausa. Por el riesgo que había con esa lesión”, cuenta Rico.
Así, lo que podía haber sido seis meses de lesión se quedaron en un pronóstico de cuatro meses luego reducidos a tres. Y todo por culpa de su genética. “Los médicos me dijeron que me recuperé rápido gracias a la potencia de la musculatura. A la elasticidad que tengo. Fue un milagro. Eso me dijeron. Ahora sólo queda olvidar ese pasado, esos malos momentos con la lesión, y centrarme en el presente”, confiesa el propio Rico, un jugador mentiroso.
Extremo camuflado
Mentiroso porque él insiste en que es lateral izquierdo (de hecho en Balaídos debutó de central zurdo), pero la realidad lo ha destapado como un extremo de recursos. Ante el Málaga, por ejemplo, fue el autor de las dos ocasiones más peligrosas de los suyos. “La verdad es que subo mucho. Hay partidos con más ocasiones. En otros toca quedarse atrás. Hay que ser constante. Me encuentro muy bien desde que he vuelto. Sólo espero que pueda seguir así”, insiste.
Esa fórmula, la de la constancia, es la que le ha valido adaptarse a la categoría con tanta velocidad. Eso y el apoyo de Garitano y sus compañeros. “He tenido mucha confianza desde el primer momento en que llegué a Butarque. Los compañeros me acogieron de maravilla. Y eso se nota. Somos un equipo humilde en el que todos trabajan por todos. En cada partido. En cada balón. Es el camino”, añade.
Listos para diez finales
Sobre lo que resta de temporada, Rico reconoce que el camino que tienen por delante es duro… pero también bonito. “A partir de ahora van a ser siempre finales. Partidos muy duros. Ahora tenemos rivales que se juegan mucho, pero nosotros nos jugamos mucho más. No nos arrugaremos ante nadie”, comenta en referencia, por ejemplo, al siguiente partido en Butarque, frente al Real Madrid.
“Las expectativas son buenas. Esperemos poder salvarnos y agradecérselo a la familia, a los amigos y a toda la afición que no ha dejado de apoyarnos durante toda la temporada. Todos, jugadores, lesionados, cuerpo técnico club…. Todos nos merecemos esta salvación”, concluye.
Sigue la retransmisión del partido de la Jornada 29 de LaLiga Santander entre: Real Sociedad-Leganés
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