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ESPANYOL-LAS PALMAS | LA INTRAHISTORIA

"A Sarrià tenía que ir rodeada de mis primos y calladita"

El Espanyol rinde homenaje antes del partido de Liga ante Las Palmas a María Rosa Rojas Verdaguer, su socia más antigua. Nació en 1933 y es abonada desde 1942. Su vida no puede ser más perica.
Las Palmas - Málaga

"A Sarrià tenía que ir rodeada de mis primos y calladita"
Rodolfo MolinaDIARIO AS

Su primer ídolo fue Alberto Martorell, y este viernes espera fotografiarse junto a Diego López. Entre ambos porteros han transcurrido ocho décadas, pero un mismo sentimiento: el blanquiazul. Este viernes por la noche el Espanyol homenajea a María Rosa Rojas Verdaguer, la socia más antigua de la entidad, que comparecerá sobre el césped antes del partido ante Las Palmas, junto a la jugadora del Femenino ‘Lombi’. Un modo histórico a más no poder para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.

“Esta mañana he ido a la peluquería. ¡Ah! Y también he tenido que visitar al médico para que me diera alguna pastilla que calmase mis nervios”, asegura a AS María Rosa, e insiste en que no bromea. Lo de esta noche le emociona. “Desde que me hablaron del homenaje, no dejan de venirme a la memoria miles de recuerdos”, rememora. No es para menos. Nacida en 1933, la crudeza de la Guerra Civil impidió que fuera abonada hasta 1942, cuando tenía ocho años. “En mi familia se podría decir que todos han sido pericos desde que existe el Espanyol. Tanto la biológica como la política. Y la saga sigue con mis tres nietos”.

No en vano, su padre, Emilio Rojas, había sido testigo de boda de Ricardo Zamora, y había jugado en el amateur del Espanyol y en el Atlètic Sabadell. Su primo hermano, Armando Rojas, fue durante años directivo bajo la presidencia de Manuel Meler. Y su suegro, José Salas, llegó a ser presidente de la entidad perica en 1947. “De hecho, me enamoré de un perico (José Vicente Salas, al que llegó a entrenar el mítico Luis Gamito ‘Pasabalón’) gracias a que su padre y mi padre se conocían. Nos daban entradas para el Chalet de Sarrià cuando éramos novios, pero ellos, nuestros padres, nos vigilaban... Hasta que con el fútbol, con las ocasiones, las decisiones arbitrales y demás, se despistaban. Entonces cantábamos los goles a grito pelado y nos lo pasábamos bomba”, evoca.

Tres generaciones: María Rosa Rojas Verdaguer, con su hija y su nieta.
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Tres generaciones: María Rosa Rojas Verdaguer, con su hija y su nieta.Rodolfo MolinaDIARIO AS

También coincidieron en el mítico Chalet con jugadores de aquellas primeras décadas como socia: José Trias, Ricardo Teruel, José Egea ‘el Rateta’, Francisco Javier Marcet o José Parra. Al recordar a este último, María Rosa sentencia: “Las defensas del Espanyol siempre han sido enormes”. Como lo fue su amistad con Pepe Mauri y Patricio Caicedo, entre otros. O con su vecino Vicenç Tonijuan, que había sido nada menos que el primer goleador en la historia de Sarrià, en 1923.

Pero no es oro todo lo que reluce, y en sus inicios como socia, las mujeres eran lamentablemente excepción en el fútbol. “A Sarrià me llevaban rodeada de hombres, de mis primos principalmente, una vez llegábamos me sentaban y me decían que estuviera calladita”, reflexiona.

Aun así, el viejo estadio del Espanyol sigue siendo para María Rosa “lo más bonito que he visto. Y eso que he visitado los estadios del Zaragoza, el Valencia, el Madrid, la Real Sociedad... Mi padre me gritaba ‘¡La maleta!’, y allá que nos íbamos”. También estuvo, por ejemplo, en Niza, en la UEFA 1976-77. Pero sin títulos hasta el año 2000: “La final de Copa coincidió con mi cumpleaños. Fue el regalo más grande”.

Ahora acude a Cornellà, salvo en los derbis: “No voy porque me pongo enferma”. Hoy estará sobre el césped. “Me he estado entrenando para el saque de honor”, avisa. La espera su casa. Su club. Por muchos años más.

Sigue el partido de la jornada 27 de LaLiga Santander entre: Espanyol vs Las Palmas.