ESPANYOL - OSASUNA | LA INTRAHISTORIA
El histórico unico gol de Green, el primer galés en la Liga
George Henry Green estrenó los enfrentamientos entre Espanyol y Osasuna, en 1935. Se marchó para casarse y ya nunca volvió a causa de la Guerra Civil. Su valedor, Cañellas, fue asesinado.Osasuna-Nastic
Entre Tomás Zarraonaindia (hermano mayor de Telmo Zarra) y el travesaño enviaban un tiro de Pardo a córner, que inmediatamente era servido para que Manolín cabeceara y Green desviara la trayectoria lo justo para marcar. Así recogen las crónicas de la época el histórico gol de George Henry Green (Barry, Gales, 12-11-1912), en Sarrià, el 24 de noviembre de 1935. Fue el primero que se anotó en un enfrentamiento entre Espanyol y Osasuna, y lo marcó un personaje que también debería aparecer en los libros: el primer galés en la Liga española. Medio siglo antes que el siguiente, Mark Hughes, 80 años antes que Gareth Bale.
Green aterrizaba en el Espanyol el 29 de agosto de 1935 junto a un inglés, Clipson, que para cuando arrancó la Liga ya se había marchado de vuelta a su país. El afán por fichar a futbolistas británicos (también llegarían esa temporada Harold Gee y Edgar Reeves) no era casual: al conjunto perico lo entrenaba el mítico Harry Lowe (había llegado a jugar en la Real Sociedad a los 48 años, récord aún vigente), natural de Northwich, quien encargó la incorporación de paisanos suyos al gerente y secretario técnico de aquel Espanyol, Damià Cañellas. “Si no compro naranjas en Suecia ni té en España, ¿cómo no voy a comprar futbolistas en Inglaterra?”, se dice que razonó para que admitieran sus peticiones.
Procedente del Charlton Athletic, Green apenas tardó tres días en debutar, el 1 de septiembre. Fue en un Espanyol-Badalona del Campeonato de Catalunya (1-1). “A los primeros toques de balón, vimos que Green es un verdadero artista, y no precisamente en malabarismos sino en juego práctico y eficaz”, destacaba en su crónica ‘Mundo Deportivo’, que lo situaba como centrocampista. Otras bases de datos le sitúan de defensa. Y así se entendería que solo marcara un gol en los 14 partidos de Liga que disputó con la camiseta del Espanyol. El que abrió la lata histórica ante Osasuna, al que los pericos acabarían derrotando por 3-0. De hecho, también intervino en el tercero, pues Costa (debutante aquel día) marcó después de que Ilundain rechazara un chut suyo. El segundo fue obra del memorable Tin Bosch. Aquel Espanyol, el del primer encuentro de siempre ante los rojillos, formó con Martorell, Pardo, Moreno, Edelmiro, Espada, Lecuona, Prat, Costa, Green, Manolín y Bosch. Y fue, casualmente, el último partido con Lowe en el banquillo. Se marchó a Inglaterra, donde tuvo que quedarse por “asuntos particulares” y le sustituyó Patricio Caicedo.
También Green se fue hacia el Reino Unido una vez concluyó la temporada. Concretamente, el 6 de junio y con destino a Londres, donde tenía previsto contraer matrimonio, tomarse unas vacaciones y volver al Espanyol. Pero un mes más tarde estalló la Guerra Civil y el jugador, naturalmente, ya nunca más volvió a pisar Sarrià.
Mucha peor suerte corrió el artífice de que firmara por el Espanyol, Damià Cañellas, quien a poco de iniciarse la contienda fue secuestrado en Sarrià por milicianos anarquistas y asesinado por ser hermano de una monja (a él, no en vano, se le conocía cariñosamente como ‘Mossèn’) que presuntamente escondía a un sacerdote. Le sucedió como secretario técnico Ramón Trabal, quien a partir de los informes de Cañellas reconstruyó la plantilla hasta el punto de que conquistó la Copa de 1940.
En cuanto a Green, y pese a no poder regresar a España, no se retiró del fútbol, sino que regresó al Charlton Athletic y sumó hasta cuatro partidos como internacional con Gales entre 1938 y 1939, en pleno conflicto español y justo antes de la Segunda Guerra Mundial.