El Espanyol varía su cara por completo en sólo seis días
El juego posicional, la capacidad rematadora y la intensidad defensiva exhibida en Valencia respecto a la mostrada contra el Granada no tuvieron ningún punto en común.
Basta con repasar los mapas que acompañan a estas líneas para comprobar cómo el Espanyol fue capaz de mostrar sus dos caras más extremas con sólo seis días de diferencia. Los mapas dibujan la posición media en el campo de un futbolista durante un partido.
El primero corresponde al Valencia-Espanyol, en el que diez jugadores se concentran en apenas 20 metros, replegados, y sólo Gerard Moreno y José Manuel Jurado se sitúan levemente en campo contrario. En el segundo, relativo al Espanyol-Granada, el campo está mucho más abierto, cada jugador en su demarcación, los laterales más avanzados, y hasta cuatro bastante por delante de la medular: de nuevo Gerard, pero también Pablo Piatti, Hernán Pérez y José Antonio Reyes.
Pero la diferencia entre ambos partidos no sólo estuvo en el juego posicional, que también, sino en muchos más aspectos. Por ejemplo, muy relacionado con esto se encuentra la posesión, que pasó del 47 al 53 por ciento. Pero de nada serviría si la asociación no hallase su objetivo: finalizar. Y, en ese sentido, el conjunto perico disparó en 17 ocasiones al nazarí, por sólo seis, prácticamente un tercio, ante el Valencia.
También varió la intensidad, que puede reflejarse en el capítulo de faltas: hasta 19 cometieron ante el Granada (sin ver ninguna amarilla, lo cual es síntoma también de concentración absoluta) por 13 en Mestalla. Sólo flojeó el Espanyol en la cantidad de veces que tuvo que intervenir Diego López: 11 el sábado por nueve de la jornada anterior.