Un par de duendes divierten a Cornellà ante el Granada
En un momento delicado, después de una racha de un punto de los últimos nueve posibles y una imagen impropia en Mestalla, al Espanyol le llegó el mejor rival posible.
Medicina ideal. En un momento delicado, después de una racha de un punto de los últimos nueve posibles y una imagen impropia en Mestalla, al Espanyol le llegó el mejor rival posible. Un Granada sin alma fue una medicina eficaz, que sacó lo mejor del equipo de Quique, capitaneado por dos zurdos y duendes, un argentino y un sevillano, autores de los dos primeros tantos de un monólogo en Cornellà-El Prat. Bajo el influjo de Piatti y Reyes, el equipo blanquiazul gozó de un partido plácido, húmedo y en familia, con la peor entrada en la Liga en el estadio de la temporada.
Destello andaluz. Reyes apenas tardó diez minutos en justificar su titularidad. El utrerano ha perdido su alta incidencia en los partidos, se regula más, pero si se le dejan cinco metros es capaz de marcar obras de arte como la del 1-0. El mediapunta tiene la habilidad de anotar ocho de cada diez lanzamientos así, lo ha logrado tantas veces que ya no se debe ni acordar de las veces que ha goleado desde esa posición. Sus destellos aportan, aunque el Espanyol necesita más continuidad para mejorar el rendimiento.
De izquierdas. Es difícil calibrar el partido. No hubo rival, por lo que fue día propicio para que el ataque despertase de su letargo. Era el conjunto blanquiazul el peor del campeonato en remates a favor, y en 90 minutos logró avasallar a su rival con 17. Sobre todo por esa izquierda letal que forman Aarón y Piatti, asistentes y ejecutores del conjunto perico. Es lógica la querencia del equipo de Quique hacia ese costado: cuatro de los jugadores que más intervienen en el juego son izquierdos: Gerard, Reyes, Aarón y Piatti. En el primer tiempo, los blanquiazules sacaron siete córners, todos ellos por la autopista sin peajes que fue la izquierda.
Sol y sombra. El día propiciaba los aplausos, como los que se llevó Marc Roca cuando salió al campo o Marc Navarro con su estreno y gol. Pero hubo alguna mancha, como los continuos silbidos que se llevó Salva Sevilla. El almeriense salió por Reyes y, antes incluso de poner un pie en el verde, ya empezó a escuchar las opiniones contrarias de la grada. Nervioso, no dio pie con bola, una situación incómoda e inapropiada. La afición es tan soberana en un estadio como el pueblo en las urnas, pero la soberanía choca en ocasiones con el sentido común.
“Sergio, Sergio”. Se arrancó la Curva con el cántico apuntando (se supone) a Sergio García, en boca de todos si finalmente se logra traspasar a Felipe Caicedo. La plantilla perica debe mirar al futuro aunque a veces se piense que cualquier tiempo pasado fue mejor. El Espanyol es el equipo más veterano de la Liga; jugadores, la mayoría de ellos, a muy corto plazo y no a largo, aunque los ojos del club apuntan a un horizonte aún lejano.
La prueba de los 50. Desde el curso 2004-05, el Espanyol no supera los 50 puntos en una Liga, prueba de la mediocridad en la que ha estado sumergido, ya sea fruto de segundas vueltas para olvidar o de primeras al borde del descenso. Lo cierto es que esta serpenteante primera parte del campeonato alcanza esa velocidad de crucero: 26. El Espanyol de la inversión de 15 millones necesita dar más de sí. Esa es la exigencia.