Hubo un tiempo en el que el Leganés no se llamaba Leganés. Se llamaba Once Leones. No es broma. Miren el callejero o vayan a Google Maps, que es más trendy. Verán que la avenida que circunda Butarque recibe ese nombre. Once Leones. Eso pasó justo antes de la fundación del Lega. Aquella escuadra fue el embrión de este neófito en Primera. Jugaba sus partidos en un descampado, cerca de la Plaza de Roma. En campo de tierra, por supuesto. Aquello sí que eran pachangas. La de este mediodía tampoco pinta mal. Aunque ésta será una patxanga. Con tx, como la rebautizó el propio club pepinero. Y no la jugarán once leones. La disputarán veintidós.
El Athletic visita por primera vez a un Leganés con la sensación de haberse convertido en un pariente muy próximo a los rojiblancos. La culpa la tiene Garitano, hacedor del milagro pepinero criado en Lezama. Su cercanía con el Botxo ha estrechado los vínculos entre entidades y trufado de ex del Athletic sus plantillas. Esta temporada cuenta con cuatro. Ninguno estará hoy en el verde. Herrerín y Unai López, por contrato., Serantes, por lesión. Bustinza tampoco jugará por sanción. Todos forman parte de las ausencias que asolan a un Leganés sujetado con alfileres desde que, ante Osasuna, se le lesionaran tres piezas clave. Una de ellas, Szymanowski, regresa hoy a la lista. Esperará turno en el banquillo, pero la mera amenaza de lucir su verticalidad, aunque sea unos minutos, esperanza a una afición necesitada de buenas noticias por tanta baja e ilusionada con mantener su racha en casa. Los pepineros suman tres partidos consecutivos sin perder en su estadio. Podría ayudarles un Athletic sobrecargado por el esfuerzo copero al que ya se le atragantó hace una semana el Alavés. Sin apenas tiempo para coger fuerzas, Valverde pierde a Etxeita, llega con Aduriz tocado en la cadera y Williams entre algodones después de jugar con fiebre en el Camp Nou. Eraso, ex del Leganés se quedó fuera. Habrá lleno en Butarque.
