Un gol de Rubén Castro saca al Betis de la zona peligrosa
Un nuevo gol del canario da la victoria a los verdiblancos, que ganaron con mucha casta. Un inicio loco de Laporte, desastroso, lastró al Athletic en el inicio de partido.
Victoria sufrida y vital del Betis ante un Athletic que pagó un inicio desastroso de Laporte y luego dio una imagen gris, más cercana a la que suele dar fuera este año (no gana a domicilio desde la quinta jornada) que a la que tiene al calor de su gente, en San Mamés. El equipo de Víctor tiró de casta, solidez y kilómetros y aprovechó otro gol de Rubén Castro para sumar tres puntos que le alejan de los puestos de descenso e impiden que su rival se enganche un poco más a la parte de arriba.
Este Athletic con Bielsa y también Valverde se ha endulzado en los últimos años, pero en noches de bravura sólo se puede ganar si antes se le ha declarado la guerra. Y Víctor lo hizo, empezando por espesar un poco más aún una defensa que estaba siendo de tres centrales y que esta vez fue de hasta cuatro: Mandi, Pezzella, Donk y el chaval José Carlos, que ocupaban la línea más atrasada, tienen ese perfil y no el de Durmisi y Piccini, que han venido jugando de carrileros y esta vez lo hicieron de interiores. Ceballos y Joaquín creaban pero sobre todo corrían y Sanabria y Rubén se peleaban en busca de un gol que el Betis encontró a los 20 minutos.
Valverde ponía casi su equipo de gala pero el desquiciamiento inicial de Laporte lo acabó vistiendo de miseria. Un desastre el defensa francés sus minutos sobre el campo. Vio una amarilla en el 3' por protestar al línea, se jugó la segunda en dos ocasiones y acabó por perder el sitio (o le dieron, no lo aclara bien la repetición) en el gol bético, un balón largo en el que le robó la cartera Rubén Castro, combinó con Sanabria y el propio canario la mandó a la red solo ante Arrizabalaga. Nueve goles le ha metido Rubén al Athletic en 14 partidos. Tres lleva en los últimos tres encuentros el 24 bético.
El tanto desconectó a un Athletic que en los primeros minutos había ejercido de dominador, con poca llegada clara pero mucho balón y toque, que parecía más sólido gracias al mando de Beñat. Tras el 1-0 el Betis se sintió a gusto con el viento a favor, luchando cada balón como si fuera el último y buscando las contras al son de un futbolista al que casi se carga Poyet y Víctor comienza a explotar para el buen fútbol: Ceballos.
Sólo se volvió a estirar el equipo vizcaíno con la llegada de la segunda mitad, por inercia, cuando al utrerano se le acabó la frescura. No era la noche de Aduriz, que mandó flojo algún remate de esos que no suele fallar, tampoco de Muniain o de Williams. El Betis tiraba de actitud para cazar los últimos pases rivales o detenerlos y le daba hasta para tener dos ocasiones de gol claras que hubieran desposeído de suspense al marcador. Vesga tenía el empate de cabeza en el descuento... Pero el 1-0 permanecía y el Villamarín se marcha contento a las vacaciones, pues lo que le queda al Betis antes de fin de año son dos envites fuera: uno en Mendizorroza y otro en la vuelta de Copa, en Riazor.