La Universidad de Quique
El empate ante el Atlético confirma el método. El cuerpo técnico abastece de información a la plantilla sobre el rival y el plan. David López, la prolongación del técnico.
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El Espanyol, que acumula ocho jornadas sin perder y en las que solamente ha recibido tres goles (en 45 minutos de errores ante el Eibar), se confirmó en el Calderón con un empate ante el Atlético y la demostración de todos los valores que está inculcando Quique Sánchez Flores en la plantilla: orden defensivo, cooperación, capacidad de anular las virtudes del rival e incluso el contraataque, vieja virtud del españolismo. El proceso del que siempre ha hablado el técnico está llevando al equipo a ser fiable, un rival temible para sus oponentes, incapaces de meterle mano y eso que la línea de cuatro defensores está formada por tres jugadores que han actuado más en mediocampo que en la retaguardia (Víctor Sánchez, David López y Diego Reyes) y por un jugador, Aarón Martín, que apenas lleva ocho partidos en Primera.
“En defensa, todo se basa en el bloque. La línea de atrás mejora porque todo empieza en el esfuerzo brutal que hacen Gerard y Baptistao”, comentan desde el vestuario. El primer paso del proyecto perico, después de darse de bruces en la primera jornada ante el Sevilla (6-4), era cimentar el sistema defensivo y crear un espíritu colectivo de sacrificio. En este camino, hay un jugador imprescindible. David López es la prolongación del entrenador en el campo y todos le auguran un gran futuro como entrenador cuando cuelgue las botas debido a su interpretación posicional del juego y capacidad de liderar desde el conocimiento. Es el alumno más aventajado de la Universidad de Quique.
Después de la seguridad, llega el turno de la velocidad en ataque. Ya se pudieron ver algunas pinceladas en el Calderón, con dos ráfagas fulminantes que dejaron a Leo Baptistao y Gerard Moreno solos ante Oblak. Aspectos que aún están por mejorar: en la primera parte, el equipo perico solo creó una situación de gol. El Espanyol tiene muchas asignaturas pendientes, la más importante mejorar el juego posicional cuando tiene el balón para ser capaz de dominar los partidos desde la posesión, circunstancia en la que siempre está por debajo de su rival. Así como David López ha sido el eje vertebrador de consolidar el juego defensivo, José Manuel Jurado debe ser el líder en ese apartado.
El partido del Calderón es un ejemplo más del trabajo casi científico del cuerpo técnico. En un primer momento, se disecciona el juego del rival y todas sus características, y a partir de ahí se realiza un plan de entrenamiento semanal para transmitirle a los jugadores las consignas para el partido: el jugador va sintiendo en cada ejercicio lo que se busca y luego lo trasfiere al fin de semana. Estos ejercicios se diseñan de forma ascendente. Primero, con pequeñas aportaciones individuales, luego con trabajos sectoriales (una línea), luego intersectoriales (dos líneas) y al final de semana ya se trabajan con ejercicios más colectivos. El cuerpo técnico también informan a los jugadores sobre los errores individuales que han cometido en el anterior partido. La información va aumentando en calidad hasta llegar a las últimas sesiones en las que ya se hablan de aspectos concretos: cómo generar las superioridades o dónde se encontrarán los espacios. El jugador se va haciendo un esquema mental que lo reafirma el vídeo que visualiza el mismo día del partido en el hotel.
El sábado. El guion fue prácticamente el soñado por Quique. ¿Cómo frenar al Atlético? “Ellos acumulan gente por dentro y te hacen dudar con los laterales porque son muy profundos. Contra esto no puedes regalar el centro y necesitas tener como mínimo una igualdad de tres contra tres y tener tiempo para llegar a las basculaciones en los costados”, reflexionan. Por eso, la elección de jugar con Pape Diop en mediocampo y de liberar a Jurado y acercarlo a Gerard, con tal de dar pausa. Llegaron a la conclusión de que cuando el Atlético pierde la pelota es muy difícil jugar por dentro porque acumula muchos jugadores y salen fuertes a la presión, por eso hay que buscar los espacios que dejan en los costados. De ahí la elección de Leo Baptistao como extremo y Pablo Piatti en la izquierda.
Pero hay otro aspecto fundamental, que refleja que Quique y su equipo no dejan nada al azar. El Espanyol defendió tan cerca de su portería para no dejar espacio a la espalda a jugadores como Griezmann, Gameiro o Carrasco debido a su velocidad y capacidad de desmarque. Un plan que rozó la perfección, esa a la que aspira Quique y sus jugadores, en la Universidad en la que se ha convertido Sant Adrià. “Sabemos en todo momento lo que tenemos que hacer gracias a los entrenamientos y vídeos.”, cuenta un futbolista del primer equipo, titular el sábado. “La primera regla con Quique es que la cooperación en defensa no se negocia”, ratifica. Un Espanyol que empieza a seducir a su gente desde sus valores.