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GUIJUELO 0-ATLÉTICO DE MADRID 6

El Atlético es 'pata negra'

Los de Simeone resolvieron la eliminatoria en el Helmántico. Carrasco firmó un doblete, Saúl abrió el marcador en un penalti inexistente, Vrsaljko, Correa y Rober firmaron la goleada.

El Atlético es 'pata negra'
CESAR MANSOAFP

Atlético Madrid-Guijuelo en directo

Guarda el viejo cemento del Helmántico un secreto que tiene que ver con las cábalas: en la época dorada de la Unión Deportiva, uno de sus utilleros colocó en el hormigón una moneda de cien pesetas en las escaleras que suben del vestuario visitante al césped. La peculiaridad es cómo, en cruz: para que antes de saltar al campo eso fuera lo último que los rivales del Salamanca pisaran y su partido ya naciera torcido. Sin enterarse. Sin darse cuenta (sólo se ve si uno se fija, si uno sabe). Así, tan fácil. A veces funcionaba. A veces no.

Muchos años llevaba un Primera sin pisar esas escaleras. O Salamanca, que ayer demostró cuánto echa de menos este fútbol, la élite: quince minutos antes de que el partido comenzara se pedía que se retrasara su comienzo. La grada, aún semivacía. La gente, en las puertas, embotellada, atascada. Pero el silbato de Undiano fue implacable: no se esperó a nadie. El Guijuelo y el Atleti comenzaron su Copa 2016-17 en el Helmántico a las 21:02. Hasta el minuto 28 pareció que el influjo de esa moneda seguía funcionando, como antaño, como en la época dorada de la Unión. No se sabía muy bien qué rojiblanco la había pisado. O si habían sido todos, en general.

En la primera jugada, carrera de Correa y el balón se pasea por la línea de gol. Ay. En la siguiente, remate de Pino y a Moyá, en el primer salto, la pelota se le resbala. Uy. Al rato, Savic cojeaba. Ay, ay. Simeone no encontraba acomodo ante este Segunda B que apretaba como un zapato pequeño: si había salido con Saúl en el centro (y capitán), Caio y Thomas a izquierda y derecha, al rato todos estaban cambiados. Carrasco a ratos era delantero, a ratos andaba pegado a la cal. El Guijuelo, mientras, tenía el balón y lo jugaba. Entonces llegó el 28’ y al Atleti el partido se le puso de cara.

Fue por un silbato, el de Undiano, por un penalti que no fue. Lo fingió Carrasco, Lazarillo de Tormes, versión belga. En realidad el defensa del Guijuelo (Héctor) ni le rozó. Imposible: estaba a un palmo, pero la cruz de esa moneda del Helmántico la había pisado el árbitro y picó, pitó.

Saúl lo marcó. El campo acababa de volcarse hacía la portería de Royo, aunque la confirmación no llegaría hasta justo antes del descanso. La firmaba Vrsaljko, con una volea en carrera que se fue, seca y precisa, a la red. El pase, genial, de Thomas. La fiesta rojiblanca acababa de empezar: se iba el aire de gresca que ese penalti que no era había dejado. Porque Héctor ahora sí daba y lo hacía de verdad: la factura de Carrasco a punto estuvo de pagarla Correa. Le hizo una entrada-llave-inglesa de las que duelen sólo de verlas.

Después del descanso, toda la gente ocupaba, al fin, su sitio en el Helmántico y Carrasco se olvidó de la pillería para hacer lo que mejor le sale últimamente: los goles. Uno se lo dio Correa, otro Saúl. En los dos, al principio de todos los balones, un nombre: Gaitán. Empezó en la banda pero cuando se movió a la mediapunta hizo suyo todo. Puso el juego, la clase y la inteligencia. Fue el más destacado de los meritorios del Atleti en Salamanca. 

Y eso que, en ese momento, el Guijuelo era ya sólo sparring y todas las miradas se las llevaba su botiquín (un jamón, logradísimo), no su fútbol, y eran muchos los rojiblancos que destacaban. Lucas (siempre), Moyá (reflejos de gato ante un remate de Gordillo; lesión enterrada) o Correa, que además de dar el tercero metió el quinto. El sexto fue de Rober, uno de los cuatro canteranos que debutaron ayer (Caio, Olabe y Juan Moreno, los otros) con el primer equipo, en ese estadio, el Helmántico, donde la última vez que se jugó Primera aún había pesetas. Eliminatoria resuelta.