Gerard Nus: “Oklahoma era un reto y el curso ha sido un éxito”
Llegó al Rayo para la secretaría técnica, pero casi sin deshacer las maletas tuvo que poner rumbo a Oklahoma para hacerse cargo del equipo.
¿Cómo valora su temporada al frente del Rayo OKC?
Muy positiva. Cuando empiezas con un equipo y la temporada ya está avanzada, siempre es un reto, porque no conoces mucho a los jugadores, en una Liga que está lejos de Europa. Había unas circunstancias curiosas y sabíamos de los problemas fuera del terreno de juego. Eso lo convertía en un reto.
Superaron las expectativas.
Clasificarte para el playoff, quedar entre los cuatro primeros en la fase regular, es un éxito. Para un equipo que está en una categoría donde militan históricos como el Cosmos es importante.
¿Cuáles han sido las claves del éxito del equipo?
Cuando las cosas van bien no son sólo por un motivo sino por conjunto. Doy las gracias al presidente por considerar que esto era un proyecto adecuado; a Alberto Gallego, el director deportivo que el club mandó; a Planes, por estar desde España apoyando y al cuerpo técnico y jugadores. Todos fuimos en una misma dirección para dejar la imagen lo más alto posible.
¿Cómo ha sido a nivel personal la experiencia?
Estoy contento. Uno lleva muchos años en el fútbol, pero no había tenido la oportunidad de ser primer entrenador, tomar decisiones y poner en práctica todo lo que tengo en la cabeza.
¿Qué estilo de juego ha intentado inculcar?
El equipo estaba acostumbrado con el otro entrenador a jugar de una manera muy diferente. Nosotros entendíamos que en cualquier partido habría ocasiones para ambos, pero uno debe ser valiente, intentar tener el protagonismo, defender arriba, recuperar el balón e ir a marcar... Y dar al futbolista la sensación de que es bueno y que con la ayuda de todos será mejor. Así llegan los resultados y todo va hacia arriba.
¿Y el aspecto anímico?
Es imprescindible. Nos hemos sorprendido nosotros mismos. Lo más objetivo es lo físico, pero al final lo mental, que es difícil de valorar y controlar, es mucho más importante.
¿Cómo ha respondido la gente de Oklahoma con el Rayo?
Cuando empiezas en un nuevo club es complicado que todos lo conozcan, es un proceso que necesita su tiempo. A nivel local estás en una categoría en crecimiento y eso conlleva una promoción, pero es una fase inicial en la que hay un margen de mejora para que vayan más aficionados.
¿Cómo es la vida en Oklahoma?
Se entrena por las mañanas, los jugadores comen, se echan la siesta, recuperan y tienen tiempo para ellos. La ciudad es limitada en cuanto a actividades, hay otras con más vida. Yo no tuve casi tiempo, había un sinfín de cosas que hacer: ver vídeos, planificar viajes...
Allí había un jugador que es muy querido: Yuma.
Es un fenómeno. Nos ha dado muchísimo. Pasó un proceso algo complicado al principio porque no entraba mucho en los planes del otro entrenador y nosotros nos dimos cuenta que se dejaba la vida. Eso es lo que quieres. El compromiso, la lucha y el trabajo es innegociable y eso lo tiene él. Ha sido como un capitán y un líder para el jugador latino.
¿Cómo ha lidiado con quince nacionalidades distintas?
No hay que verlo como un problema sino como una virtud. La idea es traducir eso en buen rollo. Cuando tienes un buen grupo humano, ayuda mucho.
¿Cómo fue el momento de su marcha a Oklahoma?
Planes fichó por el Rayo y me ofreció venir como secretario técnico y ayudante. Cuando llevábamos un mes, nos enteramos que estaban pasando cosas en el Rayo OKC y que se necesitaba un entrenador para el día siguiente. Se dieron las circunstancias. Me subí al avión para ayudar y también afrontaba el reto de sacar adelante una situación que no era fácil.
Al aterrizar se encuentra con Alberto Gallego.
Es el director general que se mandó para poner al día toda la situación, sobre todo a nivel económico, ver qué se gastaba y comprobar la viabilidad del proyecto. Me explicó todo y, a partir de ahí, fuimos moldeando el proyecto.
¿Ha vuelto para quedarse?
Llegué el lunes. La idea es seguir a las órdenes de Planes. Tengo contrato, me hace ilusión y quiero ayudar al Rayo. Además, a nivel personal, tengo otro proyecto con la selección de Ghana como segundo de Avram Grant. En enero es la Copa África en Gabón, lo más probable es que vaya. Sería muy bonito conseguir el título. Es verdad que me considero entrenador y la gente que debe saberlo lo sabe. Es otra realidad que tengo muy presente.
¿Cuando uno está en el banquillo valora más el trabajo de un director deportivo?
El trabajo que hay detrás es enorme. Confeccionar una plantilla es importante. Si el trabajo no ha sido bueno en verano, en invierno puedes hacer algo, pero hay poco margen. Es vital un buen grupo, con gente comprometida y que quiera crecer. Si no, es muy complicado.
¿Cómo es una Copa de África?
Estuve en 2015 con Ghana. Algo que cambia en el día a día, con respecto a un equipo, es el tiempo. La selección de los jugadores es aún más importante y debes saber bien las prioridades, que el grupo crezca a través de esos fundamentos. África es difícil por ciertos aspectos. La organización tiene margen de mejora. Por ejemplo, no se cumplían los horarios.
¿Y la seguridad?
Nunca he tenido la sensación de inseguridad. Bueno, sólo una vez, en la semifinal ante Guinea. Hubo cargas policiales para echar gente de las gradas que tiraban botellas y piedras.