Las promesas, el origen del conflicto con Víctor Sánchez
El Espanyol prometió a algunos jugadores arreglar la desigualdad en las fichas justo después del mercado de verano. El mediocampista se ha hartado de las largas.
Explotó Víctor Sánchez tras el partido ante el Athletic como podía haberlo hecho en la sala de prensa de Sant Adrià entre semana, o simplemente haberlo mantenido en privado. Más allá de las formas, que es lo discutible, su queja responde a una realidad: la desigualdad en las fichas entre los refuerzos que llegaron este verano y la mayoría de jugadores que ya militaban en la plantilla.
AS informó de esta irregularidad en su edición del pasado 23 de agosto. Y entonces recogía lo que se ha convertido definitivamente en el origen del conflicto actual: el Espanyol, desde su directiva, instó desde antes de empezar la pretemporada a una serie de jugadores a que esperaran al final del mercado estival de fichajes. La promesa era que, una vez terminado ese periodo de altas y bajas especialmente alocado en esta útima ocasión (como se demostró en las últimas horas), empezarían a tratarse las renovaciones.
Algunos de esos futbolistas ni siquiera tuvieron que esperar, ya que acabaron saliendo contra pronóstico del Espanyol, como le sucedió a Álvaro González o, en menor medida, a Pau López. Pero otros han ido esperando, y preguntando al club a través de sus respectivos representantes, para saber si les llegaba una oferta. Para sentarse y negociar. Dos meses largos después, esas reuniones no se han producido. Y ahí es donde llega el enfado público de Víctor Sánchez, harto de esperar un gesto por parte del club, especialmente de su consejero delegado, Ramon Robert.
El Espanyol se ha apropiado del ‘vuelva usted mañana’ de Mariano José de Larra, hasta el punto de mantener en tensión a uno de los pesos pesados del vestuario. Por suerte, 14 días sin fútbol pueden ayudar a calmar los ánimos.