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LA INTRAHISTORIA

El autógrafo de Zidane que se hizo eterno en Leganés

Firmó una camiseta con el número y el nombre de Carlos Martínez. No había más camisetas asi que el jugador la uso toda la temporada con la firma.

El autógrafo de Zidane que se hizo eterno en Leganés
Jesús Aguilera / Diario AS

Viernes. En Butarque llueve a mares. El aparcamiento del estadio está a reventar. En sus tripas presentan un acuerdo con el nuevo patrocinador. Carlos Martínez llega a toda velocidad en su coche azul pepinero. “Date prisa que no llego al pueblo”, espeta esta leyenda del recién ascendido a Primera, capitán del equipo la temporada que retornaron a Segunda, cuando su zurda todavía delineaba centros perfectos con olor a gol.

Tras saludar a Jaime Pérez, segundo de Garitano, y a Miguel Pérez, el preparador físico, abre el maletero del vehículo. De su interior saca una antigua camiseta blanquiazul con un garabato aún legible a la altura del escudo del Lega. “Zidane”, se lee al lado de una rúbrica. ¿Qué pinta su autógrafo en una camiseta del Leganés? Sencillo. O quizá no tanto...

Hace siete años el Leganés no sabía nada de patrocinios exóticos. Buena parte de sus ingresos procedían de alquilar el estadio para rodar anuncios en él. Como el que protagonizó una tarde de otoño de 2009 el propio Zidane. Dani Abanda, el jefe de comunicación y márketing del Lega, avispado como siempre, dio al representante del francés una camiseta con el número y el nombre de Carlos Martínez para que Zizou se hiciera una foto con ella. Sería un pelotazo para un modesto de Segunda B. Pero Zidane se lió y la firmó. Jamás hubo instantánea.

“Dani me llamó al día siguiente y me dijo que tenía una noticia buena y otra mala. La buena era que Zidane me había firmado una camiseta. La mala, que no había más camisetas disponibles. Tendría que jugar toda la temporada con la firmita”, relata Carlos. Y así fue. Unas 30 jornadas luciendo autógrafo. Cosas de la austeridad de Segunda B. “Dani aprovechó la anécdota y lo vendió a la tele. Hicieron un reportaje y algunos contrarios me vacilaban”. Desde entonces Carlos se convirtió para el vestuario en el ‘Zidane de Llerena’, su pueblo natal, el mismo para el que salió disparado tras hacerse la foto que acompaña a este texto. “Es que tengo una boda”, se excusa dejando tras de sí un reguero de nostalgia y un estadio en el que las estrellas ya no van a rodar anuncios, sino a jugar partidos...

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