Míchel remienda el error de Becerra y firma las tablas

El Córdoba y el Real Valladolid se repartieron los puntos en un partido jugado de poder a poder, en el que los blanquiovioletas tuvieron las ocasiones más claras y que terminó con polémica por un gol anulado a los andaluces en el tiempo de descuento por fuera de juego.

El Valladolid salió con prudencia, pero sin miedo. Aguantó los primeros tirones del Córdoba como quien se acomoda un nuevo vestido. Arreglar el traje del once con Guitián supliendo la importante ausencia de André Leao, por delante de la defensa, requería de unos minutos para acostumbrarse. Alfaro estuvo cerca de encontrar un fallo en la costura, pero su cabezazo se fue fuera por poco. Entonces, el Valladolid creció, se vio bien y empezó a buscar a Pawel. Lo hizo con especial insistencia Alex López, pero el gallego todavía no termina de tener el punto de mira ajustado del todo. De hecho, probó hasta tres veces a disparar desde fuera del área, pero una de ellas el balón fue atrapado por el portero polaco, otro se fue fuera y otro a córner. Dominaba el Valladolid que se imponía en el centro del campo, pero se le hacía de noche cuando tenía que pasar de tres cuartos o entrar en el área. Guille intentó sorprender a Becerra desde lejos y entonces llegó el desgarro en el nuevo traje. Un córner botado por los cordobeses desde la derecha fue peinado por Bijimine, Becerra salió en falso y no llegó a golpear con el puño el balón, que cayó a los pies de Caro, quien sólo tuvo que empujar el esférico al fondo de la red. Era un golpe en la línea de flotación pucelana. Había dominado la primera parte, pero el resultado le era adverso. Entonces, antes del descanso, Míchel le robó el balón en la salida a Caro, en la posición de lateral derecho, el valenciano entró en el área y sin demasiado ángulo batió a Pawel con un disparo cruzado. Al descanso, llegaba el Valladolid con la sensación de haber remendado con éxito el error de Becerra.

La segunda parte, fue más curiosa aún. Tuvo más control el Córdoba, pero las ocasiones más claras volvieron a ser pucelanas. De hecho, Juan Villar tuvo un mano a mano con el meta polaco del Córdoba. Se buscó bien, el onubense, el espacio entre el lateral y el central en la carrera, hizo un control perfecto y se presentó ante Pawel, pero se le hizo de noche y su disparo se fue al lateral de la red. Fue la oportunidad más clara. Era la que estaba esperando el Valladolid. El Córdoba se vino arriba, Alfaro se revolvió y su disparo, de nuevo, se fue por poco. Sin embargo, el plan no le marchaba a los locales que querían romper su racha sin victorias en el mes de octubre y Oltra introdujó en el campo a Pedro Ríos y Bergdich para meter una marcha más en el encuentro. Respondió Paco Herrera con un cambio en su línea ofensiva sustituyendo a Mata y Villar por Drazic y De Tomás. El madrileño, que volvía a Córdoba, pide a gritos la titularidad. Se puede discutir si debería jugar más de nueve, más cerca de la portería contraria o no, pero lo que es innegable es que tiene en la cabeza siempre el gol. A veces parece un chupón, como decíamos en el patio del colegio, pero lo cierto es que brilló con sus remates. Primero enganchó una volea desde fuera del área a pase de Míchel que hizo volar a Pawel para enviar el esférico a córner. Un disparo posterior que él mismo se guisó corrió la misma suerte, coronando al meta como el héroe del partido.

No esperaba, sin embargo, el portero del conjunto cordobés compartir ese título con uno de los líneas de Gorostegui Fernández que fue lo suficientemente valiente como para anular un gol a Rodri en el minuto 90. Y acertó. Bergdich puso un balón desde la izquierda y el 9 cordobés realizó una chilena maravillosa, con riesgo de volar la cabeza a Piovaccari, que se coló en la portería de Becerra, pero el soriano venía de fuera de juego y el árbitro, a instancias de su línea, anuló el tanto haciendo doblemente justicia.