Javi Ros y Ángel alegran el estreno de Agné en el Zaragoza
El Zaragoza volvió a ganar después de seis jornadas. Liderado por Cani y Lanzarote se reencuentra con la victoria frente a un flojísimo Almería.
Raúl Agné avanzó en la víspera de su debut que quería un Zaragoza atrevido y descarado. Y lo cierto es que su declaración de intenciones se quedó en un deseo incumplido. Pero después de un mes y medio de caída libre, de seis partidos de crisis, se trataba sobre todo de volver a ganar y su equipo cumplió con el viejo axioma futbolístico de a entrenador nuevo, victoria segura. El Zaragoza acabó sufriendo al final más de la cuenta para imponerse al Almería, pero su triunfo fue justo y merecido.
El Real Zaragoza, reordenado por Agné en 4-4-2, con Lanzarote y Cani en las bandas a pierna cambiada, se encontró antes del cuarto de hora y sin demasiados méritos con lo que más le convenía: un gol de listo de Javi Ros al aprovechar un balón suelto en el área, tras un rechace en la barrera de una falta sacada por Lanzarote. El 1-0 calmó los nervios del Zaragoza, sobreexcitado por su cambio de entrenador, y le dio espacios para jugar a la contra, el arma, o la solución, que todos buscan en una categoría donde las victorias llegan mucho más por los errores ajenos que por los merecimientos propios.
El equipo aragonés, mejor ordenado en torno a tres ideas básicas, tuvo la sentencia en el minuto 26, en un pase primoroso de Zapater de 40 metros que dejó a Lanzarote solo ante Casto, pero, caso extraño, la vaselina del zurdo se fue demasiado alta. El marcador no se movió hasta el descanso, pero el Zaragoza, sin apenas alardes, sí se agitó lo suficiente como para arrancar algunos aplausos de la grada. Apareció Ángel, que lo pelea todo en el frente del ataque. Y, sobre todo, apareció con inteligencia Cani, que juega a otra cosa y que acostumbra a elegir la mejor solución. Formalmente se alineó como volante izquierdo, pero se metió a enganchar al centro, donde más le gusta interpretar su repertorio. Mientras le duró el fuelle fue el mejor.
El que apenas levantó la voz en el primer periodo fue el Almería. Estuvo muy impreciso con la pelota y no exigió una sola vez a Ratón, que, tras su pequeña exhibición en Valladolid, hizo su presentación en La Romareda.
Soriano debió abroncar a los suyos en la caseta, pero el Almería apenas cambió su espíritu en la segunda mitad. Quiso intimidar al Zaragoza de salida, pero fue puro artificio. Es más, a veinte minutos del final cometió una desatención clamorosa que le acabó de costar el partido. Lanzarote picó una falta hacia el área y Ángel, libre de cualquier marcaje, tocó lo justo delante de Casto para firmar el segundo gol del Zaragoza. Nadie del Almería se movió para evitar una acción que Lanza y Ángel llevaban ensayando sin éxito varios partidos.
Un penalti inventado –otra vez– de Zapater sobre Quique en la recta final metió al Almería casi sin querer en el partido, pero ya no quedaba tiempo. Y además estaba Ratón, que paró el único remate visitante.
A Agné le queda bastante trabajo por hacer y al Zaragoza muchísimo por mejorar, pero el equipo aragonés ha puesto fin a una catastrófica serie de resultados y ya no tiene el descenso acogotándole sin tregua. El primer paso está dado.
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