La 1900, del "alma" de Cornellà a la clausura en sólo cuatro meses
El triángulo entre el Espanyol, la Curva y la Juvenil ha resultado imposible. El cierre llega tras un sinfín de desencuentros en un sector que debía ser un "referente", según el club.
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Desde que el 9 de junio se difundiese la creación de La 1900 han transcurrido poco más de cuatro meses, pero un sinfín de sucesos que este jueves vivieron su punto culminante (y desastroso) con el anuncio por parte del Espanyol del cierre temporal de la grada de animación.
Aunque los primeros problemas salieron a la luz entre finales de julio y principios de agosto, con comunicados cruzados entre la Curva y el club reprochándose la validez de sus intermediarios y hasta la renuncia de uno de ellos, en el ‘background’ ya estaba la separación de la propia Curva y la Juvenil hace dos temporadas o la implantación del control con huellas dactilares en el Gol de Cornellà el curso pasado.
Mientras se reubica a los socios que tengan abono en los sectores 109 y 110 del RCDE Stadium, se abre un periodo de reflexión en el que todas las partes deberían plantearse qué ha sucedido para que se disuelva lo que a inicios del verano se planteó como un “referente” de “valores de tenacidad, orgullo y respeto” e incluso como “el alma del estadio”.
La entidad trató de solventar los problemas por la vía rápida en las últimas semanas, con la retirada de “privilegios” (como uso de megáfonos o de grandes pancartas) o el envío de burofaxes a decenas de socios por presunto incumplimiento del reglamento. Pero, finalmente, ha tenido que echar el cierre indefinido.
“El club ha decidido clausurarla temporalmente”, sentenció el club mediante un comunicado, en el que se apuntaba como detonante “los muy graves incidentes protagonizados (el pasado sábado durante el Espanyol-Eibar) por algunos miembros ubicados en la zona destinada a la grada de animación en los que se agredió violentamente a diferentes miembros de la seguridad privada del club, así como un incidente en otro espacio del estadio”.
Y, como razón de fondo, se aludía a la “imposibilidad de garantizar la convivencia entre los diferentes grupos de animación en el espacio destinado a la grada unitaria y los reiterados episodios de incumplimiento de la normativa interna de la propia grada de animación”.
