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SUPERCOPA DE CATALUNYA

El Espanyol sí cumple con una competición que está 'maldita'

No es la primera vez que el Barcelona, que convoca a sólo seis profesionales, desafía a la Federació Catalana. La Supercopa se presentó en 2012 pero sólo se ha disputado una edición.

El Espanyol sí cumple con una competición que está 'maldita'
CARLOS MIRADIARIO AS

La convocatoria del Barcelona para el derbi de este martes (21:30 horas, TV3), con sólo seis jugadores del primer equipo, no es más que un capítulo más en un desencuentro con una competición imposible, la Supercopa de Catalunya. Ya nació maldita, pues se presentó en 2012 con la idea de que Barça y Espanyol no tuviesen que disputar eliminatorias previas —la Copa Catalunya de toda la vida— y así hacer más fácil su introducción en el calendario: pero el primer año ya se suspendió, sólo cuatro días antes de su disputa (el 31 de julio en Montjuïc) porque los azulgrana alegaban que no podían jugarla con su primera plantilla. Se volvió a colocar para el 26 de septiembre, pero de nuevo se tuvo que posponer.

De hecho, y pese a ser presentada hace ya cuatro años, sólo se ha disputado una edición de la Supercopa, el 29 de octubre de 2014. En aquella ocasión, Luis Enrique sí alineó a diez jugadores del primer equipo y uno del filial (Munir), mientras que Sergio González optó por una convocatoria mixta, con profesionales y ocho canteranos. El caos con la Supercopa fue tal que, una vez ya en marcha, la Federació Catalana de Futbol (FCF) tuvo que recurrir al formato anterior de Copa Catalunya, el 29 de mayo de 2013 en el Camp d’Esports de Lleida, para dirimirla en un derbi: el Espanyol llevó a tres del B y el Barça viajó con hasta ocho.

La historia de desencuentros, sin embargo, viene de mucho más lejos. En 2003 fue el Barcelona el que puso el grito en el cielo porque el entonces técnico perico, Clemente, convocó a ocho canteranos junto a 11 integrantes del primer equipo. No se armó tanto revuelo cuando, en septiembre de 2006, fue Rijkaard quien acudió con diez profesionales y ocho del filial. O en diciembre de 2010, ya que Guardiola se plantó en la Nova Creu Alta con 15 futbolistas del Barça B; como contraste, Pochettino se llevó a toda la artillería salvo a tres disponibles (Kameni, Osvaldo y Baena). 

Y el penúltimo desafío culé estuvo en la final de la Copa Catalunya del 9 de agosto de 2011, en el Nou Estadi, cuando ni un solo jugador del primer equipo del Barcelona jugó, mientras que el Espanyol hizo una mezcla entre profesionales (jugaron Casilla, Luis García o Javi López) y canteranos. El club perico, una vez más, cumplió con su compromiso con la Catalana.