Un parón da para mucho, con tantos días de asueto y tantas selecciones, pero sobre todo fomenta que se olvide de dónde venimos en LaLiga y hacia qué lugar caminamos. Si no lo recuerdan, les refresco la memoria: el Villarreal está invicto y el Celta, en plena ascensión, viene de tumbar al Barça (sigue el partido en directo en AS.com). Casi nada. Hechas las presentaciones, ya es más fácil entender que estamos ante un partidazo en toda regla. Pocas veces, más allá de algunos derbis y clásicos, se ven a dos rivales obsesionados por el balón. Desde que se ha congraciado con él, el equipo de Escribá vuela. Como nunca le ha hecho ascos, el Celta salió de un mar de dudas y ahora comparece levitando. El Madrigal, por tanto, será escenario de una batalla por dominarlo.
El Villarreal anda preocupado por el futuro. El jueves viaja a Turquía en Europa y, entre la vuelta (viernes por la tarde) y el futuro duelo liguero ante Las Palmas, anda agobiado. Podría haber cambios previsores. Álvaro entrará por Musacchio, recién llegado de Argentina. La otra duda está en la banda. Jonathan ya está sano, pero anduvo tocado. Castillejo parece la solución más viable. Al Celta, pese a que ganó en tres de los últimos cinco desplazamientos a El Madrigal, también le duele la cabeza. Las bajas de Guidetti y el Tucu trastocan los planes. Y se acercan el Ajax y el Depor. Lo bueno es que vuelve Orellana. Un magnífico extremo por el que suspiró Marcelino y al que visitar Vila-real le parece un mero veraneo. Suyo fue el gol de la última victoria allí. Su titularidad parece cantada. La que sería una sorpresa es la de Rossi, il bambino que maduró de amarillo y al que sólo las rodillas le impidieron hacer una carrera brillante en su casa.