El Madrigal mide a uno de los pocos equipos invictos, el Villarreal, frente a un colista, Osasuna, que aún no sabe lo que es ganar (sigue el partido en directo en AS.com). Enfrenta a un conjunto amarillo que rota menos que su rival (22 uno y 23 otro), pese a que se le van acumulando las competiciones. Contrapone a un Submarino al alza, por juego, por su gran imagen en el Bernabéu (empate) y por su riqueza, con más de 50 millones de euros en fichajes y un tope para gastar en salarios de 77, ante un adversario que ya ha recibido diez goles, que encajó cinco tantos ante el Madrid y que si carece de jugadores de relumbrón es porque es el equipo que menos puede invertir en LaLiga Santander (16 millones). Con este panorama, la victoria 250 en Primera del Villarreal parece cantada. Menos mal que esto es fútbol y no ciencia. Hay interés de sobra.
Escribá sabe como nadie que Osasuna, que desborda orgullo y hambre, no será fácil. Nunca le ha ganado. Y esta vez, si le urge truncar esa racha no sólo es por abrazar los puntos. Necesita cariño. La eliminación de Champions sigue calando más que su gran inicio liguero. La comparación con Marcelino le ha hecho de menos, cuando lo cierto es que ha recuperado la sonrisa del Villarreal en tiempo récord. Pato, descansado y motivado, puede echarle un cable.
Cambios. Osasuna comparecerá con otro dibujo (4-4-2) y nuevas piezas. Berenguer, titular ante el Espanyol, se quedó fuera. Se espera una muralla atrás para cerrar vías de pase a Bruno y para no regalar metros a la espalda a Cheryshev o Castillejo. Lo complicado será frenar a Sansone, el delantero de moda. Con Bakambu ya a las puertas, quiere pasar de importante a imprescindible.