El Mirandés y un error de Toño dejan tocado a Sandoval
El Rayo siempre fue a remolque en Anduva y acabó cayendo por un fallo estrepitoso de su portero. De nada le sirvió el arreón final. Pese al buen juego, los resultados siembran dudas.
Anduva sigue inexpugnable y el Mirandés invicto en este arranque liguero (dos victorias y tres empates). El Rayo hizo una buena primera mitad, pero los nervios tras el 2-1 pasaron factura y el empate resultó un constante ‘quiero y no puedo’. Los brotes verdes frente al Mallorca quedaron en nada y la visita del Getafe el jueves debe ser la definitiva para enderezar el rumbo.
El fortín de Anduva propiciaba un duelo de pizarras. Terrazas apostó por su genuino 3-1-3-3 y Sandoval decidió sacudir su once con cinco cambios. Renovó el flanco derecho con Galán (pasó con nota su debut liguero) y Embarba; hizo lo propio por la izquierda con Nacho y Álex Moreno (su desparpajo da otro aire siempre) y para concretar esa velocidad, la incisión por las bandas, metió a Manucho arriba. Y el Rayo ofreció su mejor versión. Avisó el angoleño con un gol anulado por fuera de juego y después Galán le puso un centro a la testa que salió rozando el palo (10’). Entre córner y córner (hasta seis a favor de los visitantes en 25 minutos), apenas había noticias del Mirandés. Pero los locales se desperezaron con un cabezazo de Pedro Martín que atrapó Toño y despertaron cuando el delantero aprovechó un error de Amaya, al que dribló para, casi sin ángulo, hacer el 1-0. No exento de polémica, por un posible fuera de juego. Pagó caro el Rayo su error y hubo nervios, imprecisiones... Ahí el karma irrumpió y llegó el empate. Un empate de justicia. Nacho centró (de banda a banda) en busca de Embarba que puso el 1-1 de volea.
Poco duró la calma porque los fallos penalizaron a los visitantes. Así es Segunda. Así es la vida. Toño pecó de confiado en un saque de puerta y un pillo Guarrotxena le robó el balón y puso el 2-1, su tercer gol en cinco jornadas. Urgía mover ficha y llegó el turno de Piti, de sus primeros minutos de la temporada. Corría el tiempo y se volcaba el Rayo. Lo intentaron Trashorras, Manucho, Guerra, Piti... pero o topaban con Sergio Pérez o Kijera sacaba bajo palos. El Mirandés se mostraba seguro atrás y tampoco quitaba el pie del acelerador. Se sucedían los arreones con más corazón que fútbol. El Rayo veía cómo era imposible atravesar los muros de Anduva, que aúpan a los rojillos a la zona noble.
