El Granada pretende cuidar directamente la hierba
Dentro del vestuario granadino hay un gran malestar y creen que el estado del césped de Los Cármenes fue determinante ante el Eibar.
La cara de Paco Jémez lo decía todo. Cuando Pedro León clavó en la red en 0-1 con la inestimable ayuda del terreno de juego ante el asombro de Ochoa más de uno en Los Cármenes quiso que se lo tragara la tierra. Los responsables del cuidado de la hierba sabían que el tapete se podía ver afectado, que no estaba en las mejores condiciones, pero no que acabara siendo decisivo para el partido. Después del desgraciado lance, el Granada espera que esta misma semana quede resuelto el traspaso de competencias desde el Ayuntamiento al propio club. Por el momento es la empresa municipal Gegsa (Los Cármenes es propiedad del Consistorio granadino) la encargada del mantenimiento de la hierba pero el club está insistiendo en que para cumplir con las exigencias de La Liga en cuanto al estado del piso es necesario un tratamiento especial. El encuentro del domingo puede acelerar el traspaso de competencias, o al menos esa es la intención del club, que sigue en negociaciones con la empresa municipal.
Los botes irregulares fueron una constante durante todo el partido poniendo de manifiesto el deficiente estado de la hierba y legitimando la queja del entrenador, que se mostró rotundo con este asunto. “Que todo el mundo saque conclusiones de por qué pasan esas cosas. Por qué el balón va por el campo y va pegando botes, por qué le cedo el balón al portero y no va como tiene que ir”, dijo en entrenador en tono grave, mordiéndose la lengua, dejando entrever que de este tema ya estaba avisado el club. El técnico canario reconoció que “hay un componente que nos está afectando que es el estado de terreno de juego. Tenemos que luchar también contra eso, tenemos que saber dónde están los agujeros, dónde están los baches, y eso para un equipo que quiere jugar el balón por debajo es un condicionante porque nos dificulta las cosas”.
Es verdad que el terreno de juego fue el mismo para los dos equipos pero Jémez argumentó que perjudica más a aquellos modelos de juego que tratan de dominar el encuentro a partir de la posesión del balón, lo que obliga a imprimir velocidad y precisión a las combinaciones.
