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BARCELONA

S.O.S Messi, el Barça tiembla

Se someterá a nuevas pruebas y podría tener reposo unos días. En el Barça no gustó que viajase ni las palabras de Bauza.

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S.O.S Messi, el Barça tiembla

Messi cogió anoche un avión de vuelta en Buenos Aires entre murmullos de inquietud en Barcelona. Esa frase, “me duele mucho el pubis”, que pronunció en Mendoza nada más terminar el partido ante Uruguay, obligará a los servicios médicos del Barcelona a realizarle nuevas pruebas. Las mismas desvelarán exactamente hasta dónde llegan esos problemas en la zona que le merman en los últimos partidos donde no es extraño ver a Messi caminar en algunos pasajes. El dolor en el pubis, un infierno para los futbolistas, obliga a estar alerta cuando se manifiesta ya que en multitud de ocasiones deriva en una osteopatía que acaba en el quirófano. Esa es la palabra y el fantasma que recorre estos días Barcelona después de que haya sido el mismo Messi el que haya admitido el problema por más que en Argentina se esfuercen en explicar que el cinco veces Balón de Oro vuelve a la Ciudad Condal en el mismo estado en el que voló.

La película de este abrupto viaje de vuelta a la selección de Messi interrumpido antes de tiempo empezó el lunes pasado. Entonces, el Barça emitió una nota después del partido de San Mamés, donde Messi ya evidenció algún síntoma de dolor. Los doctores azulgranas precisaron que tenía “molestias en el aductor izquierdo” y matizaban que el informe con el que el jugador viajaba a Argentina estaba “consensuado” con la AFA. No es nada habitual que el club azulgrana haga esa salvedad. Edgardo Bauza, nuevo seleccionador albiceleste, arrojó más luz. “El Barça le recomendó no viajar y él dijo: no, yo viajo”. En las oficinas del Camp Nou no gustó la indiscreción de El Patón ni el viaje de Messi, aunque el club admite hace años que el jugador manda y tolera esos caprichos que garantizan su bienestar.

En Argentina, las palabras de Bauzá se interpretaron como un estrategia para reforzar a Messi ante el pueblo argentino y destacar su compromiso una vez tomada la decisión de dar marcha atrás a su anuncio de dejar la selección. Pero Messi no estaba a tope. Llegó a Buenos Aires y, después de saltarse el entrenamiento matinal del martes, se ejercitó en Ezeiza por la tarde y ensayó como titular. Ante Uruguay jugó los 90 minutos. Argentina, con diez jugadores más de medio tiempo por expulsión de Dybala y con Banega, su mejor socio en la construcción, suplente, cargó todo el juego ofensivo sobre él. Messi marcó, corrió, protestó y acabó extenuado.

Si se trata de luchar contra el pubis, al argentino tampoco le ayuda su exagerada hambre de competición. Ya ha jugado los 450 minutos posibles de los cinco partidos oficiales: dos de la Supercopa, dos de Liga y el Argentina-Uruguay (cuatro goles y tres asistencias en total). Camino de los 30 años, que cumplirá el próximo mes de junio, Messi es consciente de que debe andar con cuidado. En las últimas siete temporadas jugó 37.964 minutos a una media de 5.423 por curso, lo que equivale a más de 60 partidos. De momento, el Barça podría hacerle parar unos días. El reposo y los ejercicios de flexibilidad suelen ser los remedios cuando el pubis avisa. Su presencia ante el Alavés está en el aire, pero cuando suene la música de la Champions para el debut ante el Celtic, ahí estará Messi.