El Getafe evita la derrota ante el Reus con un gol de Jorge Molina

Con treinta y ocho grados no se debe jugar al fútbol, así que valga la excusa esta vez para perdonar otro partido discreto en el Coliseum. El escenario fue similar al de hace una semana. Un rival que se deja dominar y se gusta con el empate y un Getafe al que le cuesta generar peligro y le da poca velocidad al juego. Ninguno ha perdido en tres partidos, pero los cinco puntos son oro para un equipo que se estrena en Segunda y tres una ruina para un recién descendido.

Los de Esanaider fueron mejores en la mayoría de las cosas. El Geta dominó, tuvo el control de la posesión y del juego y generó un número suficiente de ocasiones como para ganar. Pasado el susto inicial que dio Fran Carbia con un cabezazo al larguero, los azulones metieron al Reus en su campo. El desastre general en el balón parado y el mal día de los extremos propicio un primer tiempo muy espeso. Stefan tuvo la opción más clara al quedarse solo delante de Edgar Badia. Ganó la partida el portero, que fue el mejor de su equipo.

Y aún se puso peor la cosa para los locales. Edgar Hernández marcó de penalti y la depresión sobrevoló el estadio getafense. La reacción de Esnaider fue inmediata, dando entrada a Karim Yoda que en su primera acción hizo la mejor jugada del Getafe con velocidad y atrevimiento. Volvió a salvar Badía, pero despertó a la grada y a su equipo, que jugó mejor a partir de entonces. Llegó pronto el empate de un Jorge Molina que necesitaba desquitarse. Y a partir de ahí no fue la poca velocidad del juego, sino la precipitación, lo que alejó al Getafe del triunfo. El Reus leyó mejor el tramo final y Querol estuvo cerca de dar la victoria a los suyos.