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El Espanyol deberá revisar la desigualdad en las fichas

Se mezclan la ambición actual y la austeridad pre-Chen. La masa salarial de la plantilla del curso pasado no llegaba a los 18 millones.

El Espanyol deberá revisar la desigualdad en las fichas
GORKA LEIZA

Málaga-Osasuna en directo

Inmerso todavía en un mercado de verano que debe deparar algún fichaje (y puede que salida) más antes de su cierre, una vez baje la ventanilla de las altas y bajas el Espanyol no podrá detenerse demasiado a contemplar sus logros. El club deberá afrontar otra tarea, que consiste en revisar los contratos de buena parte de la plantilla para evitar la creciente desigualdad que se está produciendo.

El cambio de paradigma de la entidad en tan poco tiempo es lo que ha provocado este escenario. Hasta el pasado mes de diciembre, la situación financiera del Espanyol era tan extrema —especialmente, por las deudas a corto plazo, que la temporada pasada alcanzaban prácticamente los 97 millones— que prácticamente todos los fichajes llegaban a coste cero. Y, salvo alguna excepción, esa austeridad se traducía también en las fichas de los futbolistas. Así sucedía también con quienes ya llevaban años en la plantilla. Y los que más cobraban fueron precisamente los jugadores que dejaron el club el pasado verano: Felipe Mattioni, Diego Colotto, Sergio García...

La plantilla había aprendido a convivir con esa situación, la había aceptado perfectamente, hasta el punto de que cada verano descendía la masa salarial del primer equipo, situándose la pasada campaña en poco más de 17 millones, casi la mitad del límite que permitía LaLiga. También eran los jugadores comprensivos a la hora de negociar primas, de sufrir atrasos en las nóminas y todas las inclemencias derivadas de un club que estaba atravesando un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para el personal no deportivo y que rozaba la quiebra.

Pero en enero, el Espanyol cambió radicalmente, afortunadamente para bien. La evidencia rápida fue la contratación de Óscar Duarte por 1’15 millones o la rápida compra de los derechos de Felipe Caicedo (de no haberlo hecho, ahora podría salir por su anterior cláusula dejando sólo tres millones en las arcas del club). El nuevo poderío económico es aún más palpable este verano, con fichajes que hubiera resultado imposible ver en el Espanyol hace sólo un año. Lo que se traduce en un enorme salto en las fichas, acordes a su calidad, ajustadas a la ambición y a los objetivos... Pero también una desigualdad respecto a los futbolistas que ya estaban en el equipo, que vienen de años duros y que han mostrado con creces su compromiso.

La misión del club, una vez se cierre la plantilla y se constate qué margen queda hasta el límite salarial (30-35 millones), consistirá en revisar buena parte de los antiguos contratos para impedir esos desajustes. Y eso sin contar que siguen pendientes las compras de los derechos, predicadas a los cuatro vientos, de Hernán Pérez y Gerard Moreno. Si el Espanyol quiere ser una “empresa de fútbol”, deberá actuar como tal para demostrar que lo es.