El Athletic se estrena en pretemporada a lo grande
Buena primera parte, con la presión mucho más ajustada, ante un Dortmund que perdió fuelle con los cambios. Iraizoz paró un penalti y fue el gran triunfador.
El Athletic progresa adecuadamente. Cinco partidos precedentes habían conducido a un estado de incertidumbre: cuatro empates y una derrota, con sensaciones contrapuestas, no provocaban cánticos triunfales, aunque hay cinco jugadores, casi medio equipo, que aún falta por integrar plenamente. Por tanto, el exigente y temible Borussia Dortmund, aunque está en pleno rodaje y reconstrucción una vez más, era la prueba del algodón. Y el equipo sacó buena nota. Tuvo mucha más presencia en el área contraria, esas ocasiones de gol que tanto valora Valverde; supo maniatar al enemigo con la presión y acertó a adelantarse este verano por fin a un rival. Ya ha corregido esos desvaídos que le daban en la salida del balón, quitando a un Laporte que no tuvo su tarde. Por si fuera poco, Iraizoz detuvo un penalti y tuvo un par de acciones destacadas. Se adelanta al resto en la pelea por la meta en Liga. Viguera y Saborit fueron los únicos que no jugaron y esa es otra señal: los dos, especialmente el primero, tendrán complicado estar en el equipo. El triunfo ante un candidato a ganar grandes títulos refuerza anímicamente al equipo.
Los leones leyeron con paciencia y orden el partido: el rival le tiró otra vez una presión adelantada y Valverde intentó cortocircuitar con esa misma estrategia, rompiendo la salida germana del balón. “Vamos”, gritó y automáticamente Susaeta, muy participativo, arrebató un cuero que entrañó mucho peligro. Al cuarto de hora fue Aduriz el que puso en aprietos a la defensa y rozó el gol. La zona de vanguardia de Tuchel está compuesta por balas; no se rifa un balón y la posesión es la ley sobre el verde, buscando los espacios a toda costa. Los balones a Aubameyang son dinamita pura. Tras el dominio amarillo en los compases iniciales (había mucha distancia entre líneas y eso maniobró a favor de los atacantes del Borussia), el partido se igualó y en otro robo en medio campo, protestado por una falta que no existió sobre Weigl, permitió la preciosa combinación Eraso-Williams-Aduriz, que resolvió Susaeta por abajo. Beñat estaba sobrepasado y se corrigió posteriormente, y Laporte no acababa de conectar con el guión.
Aubameyang lanzó un balón al poste (aunque la jugada estaba anulada por fuera de juego claro); luego Pulisic falló una ocasión bocajarro. El partido no era una joya pero sí se vieron cosas interesantes. Ante la parsimonia de los pupilos de Tuchel, el contraste del nervio rojiblanco con la presión alta. Esto sacó de punto al Dortmund, e incluso Weidenfeller se lió y Aduriz estuvo a punto de meterle el gol de la carcajada. El gol dejó tocado al cuadro germano, y permitió llegadas con peligro de Williams y otra muy clara de Aduriz (su presencia se nota para bueno del Athletic y malo de los adversarios). La pierna del meta local salvó el 0-2.
El juego empezó a ser asociativo y se vivieron algunos de los minutos más brillantes de este período estival. Se sumó Iraizoz. Los borussers retomaron las cosas donde las habían dejado de inicio y Schurrle probó al meta navarro. Los alemanes rascaron un penalti inexistente tras mano de San José cuando el balón le había golpeado previamente en la rodilla. Protestó el internacional, que poco después tuvo que agarrar a un contrario que se iba hacia la meta y vio amarilla tras mal saque de Laporte. Iraizoz atrapó un mal lanzamiento desde el punto fatídico de Aubameyang. Otra pifia de Laporte acabó en el palo tras un remate de Pulisic.
Raúl García entró en el segundo tiempo en este plan diseñado para que coja ritmo. También lo hizo Yeray. Desfilaron De Marcos y Aduriz. El excolchonero ocupó la posición de nueve, para descargarse un poco de ocupaciones defensivas y tener más resuello. Tuchel cambió a ocho y entraron Merino y Bartra. La segunda parte fue más tediosa, con el Borussia sin ideas para pisar el área bilbaína. Lekue accedió al interior derecho y Bóveda, que figuró como central de inicio, acabó como lateral. Los jóvenes se contagiaron de este aire fresco: Lekue dio presencia, Yeray estuvo contundente y en el sitio, y Vesga no desentonó. Podía parecer que los germanos, a unos días de jugarse la Supercopa ante el Bayern, estarían más afilados físicamente, pero no fue así. Valverde echó mano de un equipo muy reconocible, con muchos titulares de inicio (quitando Raúl García y los que descansaron en Bilbao, todos estaban sobre el césped) y eso marcó tendencia durante todo el amistoso.