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ESPANYOL

"Añoraremos al Espanyol... ¿Y ahora qué haremos sin ellos?"

El Espanyol se despide de Apeldoorn y del complejo donde se han entrenado esta semana, Wenum-Wiesel, construido y gestionado sólo por un grupo de 25 voluntarios. Nadie cobra.

HolandaActualizado a
Marianne Alofs.
RCD Espanyol

La coqueta localidad de Apeldoorn, en el centro geográfico de Holanda, guardará para siempre un reducto de sentimiento perico. “El Espanyol se ha comportado como un gran club, pero a la vez se ha mostrado cercano, ha sido amigo y ha tendido su mano”. Lo explica Marianne Alofs-Niessink, la responsable del complejo donde se ha entrenado durante toda esta semana el conjunto blanquiazul.

El centro deportivo se llama Wenum-Wiesel y da nombre también al equipo de categoría regional al que alberga durante la temporada. Porque en verano, la historia es otra. Puesto que los Países Bajos albergarán la Eurocopa femenina de 2017, a los propietarios de esta especie de ciudad deportiva se les ocurrió una idea. “En febrero, firmamos un convenio de colaboración con el hotel Bilderberg, de Apeldoorn, del que ambas partes íbamos a salir beneficiados. Hasta mayo estuvimos acondicionando los terrenos de Wenum-Wiesel para que pudiesen entrenarse en ellos equipos profesionales, con la idea de que estos se alojaran en su hotel”. Dicho y hecho, pues es lo que ha sucedido con el Espanyol y antes, durante el mes de julio, igualmente con Steaua de Bucarest y PSV Eindhoven.

Pero lo que da singularidad a Wenum-Wiesel respecto a cualquier centro deportivo donde se suelen desarrollar las pretemporadas es que nadie recibe contraprestación alguna. Todos, desde el jardinero al encargado de la cantina, son voluntarios. Hasta 25 son los que remodelaron el complejo y quienes lo mantienen apto para profesionales. “Yo, por ejemplo, trabajo en una notaría y vengo cada día a la hora de comer, o después de la jornada. Tenemos un grupo de ‘whatsapp’ con el que nos organizamos; por ejemplo, preguntamos quién puede venir esta noche a cortar el césped y al cabo de cinco minutos aparecen cinco personas ofreciéndose”, explica Marianne, quien admite que “echaremos de menos al Espanyol en Apeldoorn. Toni Alegre y Ángel Gómez nos felicitaron y me dijeron que les encantaba el ruido de los pájaros, cada mañana, antes de empezar los entrenamientos. Me halaga que, teniendo un estadio tan grande como Cornellà, vengan a un sitio tan pequeño”.

Y bromea: “¡No sé qué haré el lunes!”. En Marianne, como en las gentes de Apeldoorn, el Espanyol ya ha dejado huella