Niños saharauis viven sus ‘Vacaciones en paz’
Marruecos se ha negado a participar a última hora por un hecho aislado que desde las autoridades del país entendieron como una gran ofensa.
El prestigio del COTIF sigue atravesando fronteras y este año incluso había ido más allá consiguiendo la participación de un grupo de refugiados saharauis (niños de 10 y 11 años) procedentes del campamento de Tinduf (Argelia) que, ayudados por la Federación de Asociaciones de Solidaridad con el Pueblo Saharaui, tendrán unas “Vacaciones en paz”, tal y como reza su proyecto. Tanto la organización como el resto de equipos participantes en la categoría se han volcado desde el principio con estos chavales con gestos como, por ejemplo, el que tuvo el Malilla que entregó un pack de ropa deportiva a cada uno de sus integrantes.
Y es que el fútbol es uno de los principales activos para transmitir valores. Sobre todo en los más jóvenes. De ahí que casi siempre se intente separar el espectáculo del balompié de todo lo que no tiene que ver con el balón y su magia. Y más, de todo lo relacionado con politiqueos y disputas que nada tendrían que decirse en un rectángulo de juego. Justo lo que ha ocurrido en esta XXXIII del COTIF, donde la selección de Marruecos se ha negado a participar a última hora por un hecho aislado que desde las autoridades del país entendieron como una gran ofensa. El lunes no se presentaron ante Argentina y, aunque no hay oficialidad de su retirada, se prevé que hoy tampoco acudan a Els Arcs. Y desde la organización, que ya intentaron convencerles durante todo el lunes, ya no van a mover ficha.
El hecho en sí es la participación del combinado del Sahara, que disfruta estos días de un paréntesis en su cruda realidad. Los marroquíes alegan también que estos niños se sentaron cuando desfilaban ellos en la jornada inaugural. Algo llevado quizá demasiado al extremo y que, al final, no deja de ser, una rabieta o malentendido que debería dejarse a un lado en casos como éste. Al final, los más perjudicados han sido los propios jugadores de Marruecos, que llegaban al COTIF con toda la ilusión.