Quique ya impone orden y Reyes golea en su estreno
El Espanyol 2016-17 debutó en Utrecht con cierta espesura y con errores del pasado, pero se nota ya la mano del entrenador. Debutaron los cinco fichajes.
Paso a paso. Así se construye el Espanyol de Quique Sánchez Flores, que vivió un estreno frugal. La ilusión persiste, y más con tantos como el del debutante Reyes, pero la versión 1.0 del proyecto aún repite fallos del pasado, lógicos teniendo en cuenta que se lleva dos semanas de rodaje y que cuenta con cinco refuerzos pero ninguno aún defensivo, ante un Utrecht que debuta en la Eredivisie en diez días. El síntoma de los tiempos lo marca la asistencia: unos 15.000 espectadores menos en el Stadion Galgenwaard que en la anterior visita del Espanyol, en 2007 apenas dos meses después de alcanzar la final de la Copa UEFA. Para procurar la gloria primero hay que trabajársela. Y demostrarse uno mismo que puede antes de maravillar al mundo.
Las dudas, tal vez la presión, invadieron al conjunto perico en un arranque feroz del Utrecht, que llegaba al área como el ‘Eye of the tiger’ con que presentaron a sus jugadores. Y lo aprovecharon. Tras cortar Álvaro a córner una internada de Rubin, desde la esquina llegó el 1-0. Sébastien Haller, la estrella de los holandeses, recogió un rechace y batió a otro debutante, Roberto, cuando solo se llevaban disputados siete minutos. Paradójico que fuera a balón parado, el aspecto en el que más ha insistido Quique a sus futbolistas en esta pretemporada, incluso lo hizo por la mañana. Paradójico o no, pues si tanto porfía es porque algo no veía claro.
Lo que sí parece definido es la apuesta por el 4-4-2, en la primera mitad con otros dos fichajes en punta, Jurado (un poco más rezagado) y Baptistao, precisamente quienes más peligro llevaron. El andaluz dio algunos destellos de su calidad y el brasileño puso los dos únicos remates de cierto peligro hasta el descanso. Más discreto estuvo Piatti.
Y en la reanudación se produjo el debut que faltaba, el repóquer, un Reyes al que le bastaron dos minutos para convertir un balón que merodeaba la frontal en el 1-1, mediante un disparo con la pierna derecha. El fútbol es de los goleadores, aunque en el Stadion Galgenwaard también lo fue del juego de equipo, del sentido que le quiere imprimir Quique: un conjunto que ya se presume más ordenado que antaño, que bascula con cierta uniformidad y que se atreve avanzando líneas, aunque todavía le cuesta horrores hilar una buena salida de balón, superar líneas y combinar.
Pero no siempre. Pudo deshacer el Espanyol el empate en el 65’ en un pase en profundidad de Sevilla a Gerard, en que salió bien Nijhuis, portero de un Utrecht con más llegada pero que dominó a ráfagas. Sevilla, como Montañés, Clerc o Ciani, tuvieron minutos pese a tratarse de teóricos descartes. Como también los tuvieron los canteranos Dalmau y Marc Roca. Quien no lo hizo fue Caicedo, que entra y sale del grupo en su recuperación de una sobrecarga. Como sobrecargada sigue la ilusión: como dice la sabiduría popular, para degustar el caviar primero hay que probar el chopedd. El próximo compromiso, este jueves ante el Almere City.