Última oportunidad para James: así ha sido su 'annus horribilis'
El colombiano vuelve al trabajo después de 33 días de vacaciones y lo hace con la idea de convencer a Zidane y darle la vuelta a un año de suplencias, lesiones, problemas extradeportivos...
James Rodríguez se incorporó este martes al Madrid después de 33 días de vacaciones (no perdonó ni un día, no como compañeros como Morata y Lucas o Kovacic, o incluso Messi en el Barça). El colombiano vuelve con el propósito de convencer a Zidane después de un año sombrío: suplencias, lesiones, problemas con la Policía, comentarios sobre su vida privada… “Espero jugar más este año”, ha sido el último mensaje que el jugador ha mandado al técnico. Pese a su cotización en el mercado, ya ha comunicado al club que quiere quedarse: "Mi sueño fue jugar en el Madrid y voy a seguir cumpliéndolo porque me voy a quedar". Y cuenta con el respaldo del presidente, que ha rechazado una oferta del United por él de 85 millones de euros). Es uno de los frentes más complicados que tiene Zidane por delante.
Un frente que se abrió en el club justo hace un año. El pasado 26 de julio de 2015, James se incorporó a la concentración en China del Madrid, entonces entrenado por Rafa Benítez. Lo hizo más tarde de lo que le había pedido el técnico madrileño (le solicitó que volviera cinco días antes para que se uniera al equipo en Australia) y eso le cambió el paso en su relación con el entrenador. Nada más llegar a la pretemporada ambos chocaron. El madrileño dejó caer en las altas esferas del club que desde esa negativa le había “tomado la matrícula”. Benítez no veía al colombiano lo suficientemente comprometido en el esfuerzo y, pese a que creía en su calidad, nunca le tuvo confianza. Y los datos hablan. Con el técnico madrileño sólo jugó el 56,5% de los minutos (713' de 1.260'). Sólo fue titular en nueve de los 17 partidos que disputó y de esos nueve encuentros fue sustituido en seis. Además, se perdió once partidos oficiales por lesión y comenzó 2016 con una polémica llegada a Valdebebas perseguido por la policía.
El 1 de enero James se presentó en Valdebebas huyendo de un coche de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana camuflado que pretendía darle el alto. Había ‘cazado’ al colombiano en la M-40 a 200 kilometros por hora con su Audi R8 de alta cilindrada. “¡Deténgase a la derecha!”, le gritaron los agentes de Tráfico por un megáfono y con la sirena a todo volumen tal y como captaron las cámaras de AStv, pero el futbolista hizo caso omiso y entró a la ciudad deportiva. Tras discutir con la seguridad del club, que impedía la entrada a los agentes, éstos lograron entrar en Valdebebas y pidieron la documentación al colombiano. Fue multado con 10.400 euros por desobediencia a la autoridad (el asunto aún colea ya que James, que tenía una cita con la Justicia por este hecho el pasado martes, no se presentó en los Juzgados de Plaza de Castilla...).
Cuatro días después de este incidente, Zidane era presentado como nuevo entrenador del Real Madrid. La llegada del francés se veía como una especie de salvavidas para reflotar al colombiano, pero con Zizou incluso jugó menos que con Benítez: el 52,9%, 1.143' de los 2.160 posibles. Lo cierto es que al galo le decepcionó James en algunas fases de la temporada. No le veía lo suficientemente comprometido (en la final de la Champions no jugó ni un minuto). Para Zidane es una patata caliente. El colombiano tiene el respaldo de Florentino Pérez, que no pretende venderle después de haber pagado 80 millones al Mónaco hace dos años tras ser Bota de Oro en el Mundial de Brasil. El técnico tiene previsto mantener una conversación con él una vez se encuentren en Ohio (por cierto, regresa sin operarse del hombro para solucionar su problema del síndrome del hombro inestable, algo que no ha gustado en Concha Espina) y le hablará con franqueza. Sólo tendrá un papel importante si ve en él compromiso a diario. Ahora la palabra la tiene James.
