Quique se propone también ser robusto a balón parado
El equipo recibió entre el 20 y el 29% de los goles en los últimos cinco cursos. Todos los jugadores defenderán en el nuevo sistema.
Apenas con cuatro sesiones de entrenamiento, Quique Sánchez Flores dedicó prácticamente una jornada de trabajo a defender los córners. Un aspecto del juego que iguala a los equipos y que, en ocasiones, es olvidado por los técnicos. El madrileño dispuso una defensa mixta, con marcajes al hombres y tres libres, y con dos jugadores pendientes de los rechaces en la frontal del área. Todos los futbolistas participarán en la defensa de los saques de esquina, un asunto que Quique se toma muy en serio. Y no es para menos.
En las últimas cinco temporadas, el Espanyol ha sido un equipo que ha estado por encima de la media de goles recibidos de estrategia salvo, curiosamente, el curso pasado. En la temporada 2015-16, el conjunto de Sergio González y Constantin Galca apenas recibió seis de sus 74 goles de córner, lo que representa un ocho por ciento del total. El mejor guarismo del último lustro. En el curso 2014-15 y el 2013-14, el equipo perico recibió 51 tantos en cada campaña, ocho de ellos de saque de esquina (15,7 por ciento). Las anteriores campañas, la 11-12 y la 12-13, el equipo recibió seis goles de este tipo de jugadas, lo que representó el 10,7% y el 11.5% del total.
Los datos son todavía más reveladores si nos referimos al balón parado en general, contando faltas laterales y faltas directas. En esa faceta, el curso pasado el equipo perico recibió el 20,3 por ciento de los tantos, pero la 14-15 y la 13-14 los números se dispararon hasta el 27,5% y 29%. Es curioso esto último, temporada en la que el entrenador fue Javier Aguirre, quien paradójicamente armaba a sus equipos desde la defensa y desde el orden y la seguridad a balón parado.
Hasta el momento, el entrenador ha incidido en los aspectos defensivos, pero la semana pasada también trabajó los saques de esquina en ataque, con tal de tener argumentos para los amistosos que jugarán estos días en Holanda.
Obsesionado Quique con la organización y con tener controlados todos los aspectos del juego, está seduciendo a los jugadores con su método de entrenamiento y con la riqueza táctica de los ejercicios. El balón parado no es una excepción y en ocasiones es la balanza que determina estar luchando por puestos europeos o estar en sin objetivos en el campeonato. A medida de que avance la pretemporada, el entrenador continuará incidiendo en ello.