El Valencia vence un partido que se interrumpido por la lluvia

Pako Ayestarán bajó como una exhalación al césped tras presenciar la primera parte desde la grada y lo hizo con cara de pocos amigos. Reunió en un círculo entorno a él a sus futbolistas y con aspavimientos les dijó lo poco que le había gustado lo que había visto hasta ese instante. Por más que hicieran casi 40 grados, pese a que el once se parecerá en poco o nada al habitual de Ayestarán cuando arranque la competición; la realidad es que el Valencia no estuvo bien. Se dejó empatar antes del descanso un 0-2 favorable ante un tercera alemán y lo peor es que sin mostrar un patrón de juego más allá de las buenas intenciones de Rodrigo (el mejor) y el gol de Paco Alcácer.

El juego del Valencia fue raro como el propio partido en sí. Porque se pasó de que el colegiado Martin Thomsen concediera en el minuto 20 un tiempo muerto para que los futbolistas pudieran refrescarse por el sofocante calor a interrumpirlo por tiempo indefinido y mandar a los jugadores al vestuario en el minuto 60 por un diluvio que prácticamente impedía ver más allá de 30 metros.

Para cuando pudo reanudarse el encuentro (lo hizo a los diez minutos) Rodrigo ya había puesto de nuevo por delante en el marcador a los blanquinegros y, entre otros varios, se había producido el debut de Medrán y el regreso de Gayà (con galones de capitán). Excepto para los canteranos que se estrenaron con el primer equipo (Soler, Eugeni, Vidal, Ayala y Aridai, éste último con gol), lo de Munster pasará al olvido blanquinegro como un intento de tonteo veraniega que acaba con mirada de ‘qué me estás contando’. Y será así no solo por lo visto en el césped sino, sobre todo, por lo dicho al principio: el Valencia está por hacer, y no es tanto cuestión de entrenar más (que ya lo hacen desde hace tres semanas) como de hacerlo con esos refuerzos que están y deben llegar.