Baptistao: de niño no se veía como jugador de fútbol
El flamante fichaje perico se dedicó al fútbol sala hasta los 16 años. Se enfrentó a Neymar y fueron sus amigos quienes le convencieron para que no abandonara España.
Leo Baptistao llega al Espanyol tras haberse labrado su futuro. Como todo futbolista, tiene su historia y la suya empezó en el fútbol sala. No fue hasta los 16 años cuando dio el salto al fútbol 11, pero lo cierto es que sus inicios fueron una montaña rusa. Tal fue así que cuando de pequeño le pusieron un balón en los pies no se veía como futbolista. Él siempre se comparaba con el resto de niños de Brasil y nunca escondió que “había gente muy buena, pero quizás no les gustaba trabajar tanto o no tuvieron suerte”. Y ese esfuerzo que él mostró para cruzar el Atlántico, llegar a España y sufrir es lo que ahora le ha hecho asentarse en Primera División. Es un delantero aguerrido, pero no exento de calidad. Esa que le aportó el fútbol sala. Y en las canchas de Brasil ni él ni sus compatriotas olvidan sus duelos con Neymar, ahora lo trasladarán a LaLiga.
Llegó a España persiguiendo un sueño y el primer equipo que le dio una oportunidad fue el Getafe. Le hicieron una prueba para el Juvenil C y logró quedarse seis meses. No aguantó más porque no tenía la residencia y tuvo que salir para volver a probar en otro equipo. Fue entonces cuando el Rayo le captó y tras cederlo al San Fernando de Henares, le hizo ficha para jugar en División de Honor. Pronto despertó la admiración de los ojeadores y el Madrid intentó captarle. Pero su agradecimiento al Rayo le hizo descartar toda oferta. Baptistao ha llorado por el fútbol —se le hizo duro estar alejado de su familia—, pero jamás se ha visto presionado por su familia para jugar. El ejemplo fue que en una ocasión volvió a Brasil y dijo que no quería volver a España. Su familia no le presionó, pero sus amigos sí. Y gracias a ello, ahora ríe en Primera.