Paz antes de la gran invasión
Lille espera para el día del partido a 100.000 belgas y 20.000 galeses con total tranquilidad. Hace dos semanas hubo cargas policiales.
Nada que ver las calles de Lille con el panorama que se vivió hace quince días cuando coincidieron entre esta ciudad y Lens, que está a 40 kilómetros, las aficiones de Rusia, Inglaterra, Eslovaquia y País de Gales. Si entonces la cosa acabó con cargas policiales, carreras por el centro de la ciudad y ráfagas de gas mostaza, en la previa del partido de cuartos de final entre galeses y belgas reinaba la paz más absoluta.
Y eso que se espera una invasión (pacífica, por supuesto) sin precedentes para el día del partido. Según los medios belgas, unos 100.00 seguidores de los Diablos Rojos cruzarán la frontera franco-belga, que está a tiro de piedra para animar a su selección y pasar el día en la vecina Francia. Obviamente, no todos podrán acceder al estadio, pero para eso está habilitada la Fan Zone y los bares del casco viejo de Lille.
Nadie en Lille, ni vecinos ni policía temen incidentes, aunque estos últimos están preparados para cualquier eventualidad. Los belgas llegan en son de paz y los galeses han demostrado donde han ido que son una de las aficiones más simpáticas y alegres de las que se han desplazado a Francia.
Se espera que, tal y como pasó en Burdeos en el debut de los dragones en la competición, cerca de 20.000 galeses lleguen a Lille con la esperanza de ver como el equipo que lidera Gareth Bale hace historia y se mete por primera vez en las semifinales de un gran campeonato.
Los primeros galeses ya se han dejado ver en las cervecerías del centro de la ciudad, las mismas que tomaron al asalto los hooligans ingleses, pero esta vez en son de paz, colgando sus banderas y bebiendo amigablemente con turistas y nativos.
Hasta ahora, el único incidente destacable fue el robo de un bolso a una señora galesa por parte de los niños que deambulan pidiendo limosna y buscando incautos despistados cerca de la estación de Flandres.