OCTAVOS | HUNGRÍA - BÉLGICA

El deber recae en Bélgica

La alegría húngara mide hoy (21:00 Telecinco) la presión de los de Wilmots. El valor de Bélgica es de 328M€ y el de Hungría, 11,15M€.

La ilusión define a ambas aficiones. Los belgas se saben favoritos y vivirán la cita con intensidad. Puede ser su Euro y lo saben.
AFP
Javier Sillés
Subdirector de AS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, empezó en 2011 en la sección del Real Madrid como becario. Después pasó a AStv, donde ejerció la función de editor jefe hasta 2021 y como jefe también de la sección de infografía. En 2021 fue nombrado de redactor jefe de fútbol y en 2022 ascendió a subdirector de AS.
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El deber recae en Bélgica

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Del reproche a la ilusión. Una marea de entusiasmo y fe recorre las entrañas de Bélgica. Arrinconada la decepción contra Italia (0-2), sueña la afición belga con hacer algo grande en esta Eurocopa, aspiración legítima por la calidad de sus futbolistas y, especialmente, por encarar el lado amable del cuadro. Ese sentimiento de esperanza se percibe en la calle, pero no tanto en la selección. Wilmots sacudió la previa con unas declaraciones que causaron estupor. “Preferiría jugar con España, no tendría nada que perder”, sostuvo. La afirmación pone en el foco el grado de responsabilidad al que parece estar sometida Bélgica, exigida por una hinchada que reclama repetir, como mínimo, la final de Eurocopa de 1980 (cayó 2-1 ante Alemania Federal).

Hungría, en cambio, ha apartado por unos días el glorioso pasado de los tiempos de la Aranycsapat (equipo de oro). La selección de Storck tiene sello propio y ha inundado de alegría al país magiar. Juega alegre y sin miedo. El buen pie de Gera y la estrella de Dzsudzsak consolidan su ánimo, que se debe enfriar si uno analiza los simples números. El valor de mercado del once húngaro sólo alcanza los 11,15 millones de euros; el de Bélgica llega a los 328 millones. En esa alineación de los diablos rojos estará el fumador Nainggolan, al que Wilmots echó un capote (“si le hubiera prohibido fumar, destrozaría la habitación”), y parece que también Mertens en lugar de un apático Carrasco. Es el momento del deber de Bélgica y del deseo de Hungría.

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