A las 22.45 llegaron al hotel de concentración de Lille noticias del gol de Ivan Perisic, futbolista del Inter. Jamás pensó Italia que, después de ganar los dos primeros partidos de la primera fase, el premio sería darse de bruces con España y anticipar a estos insospechados octavos la final de la última Eurocopa (4-0 en Kiev). Una sorpresa para Conte, que esperaba una noche plácida y ahora sólo tiene cefalea con lo que les viene el lunes en Saint Denis.
Pero que Del Bosque no espere pistas hoy (sigue el partido en directo en AS.com). Conte le va a dar la vuelta al once como a un calcetín. No está previsto que juegue ni Buffon, advertido de sanción y con días acumulados de fiebre. Del once inicial sólo se mantendrá Barzagli. Apunten: Chiellini, Bonucci, Candreva, De Rossi, Parolo, Giaccherini, Darmian, Éder y Pellé serán suplentes. Lo innegociable es el estilo. Conte limpió cualquier huella de Prandelli, que intentó priorizar el balón. Hoy lo simbolizará mejor que nunca con Motta. Un stopper de toda la vida juega con el dorsal 10.
Irlanda también juega. Y sólo le vale ganar. Roy Keane, leyenda del United y ayudante de Martin O’Neill, tiró de su origen como boxeador: “Bélgica nos noqueó, pero nos levantamos”. En el Mundial de 1994, Keane formó parte del histórico equipo que ganó a Italia con un milagroso gol de Houghton a Pagliuca. Es la única victoria oficial de Irlanda sobre Italia. Sus cartas están sobre la mesa. Defensa, intensidad, fe, balón parado y la pasión de su gente. Un irish nunca se rinde.
