Se cumplen 80 años de la parada de Zamora a Escolà

Hoy se cumplen 80 años de LA PARADA. Así, en mayúsculas. La que realizó Zamora a disparo de Escolà en la final de la Copa de España en 1936 entre el Madrid y el Barcelona... y que le daría el título al conjunto madridista.
Con triunfo blanco a falta de cinco minutos para el final por 2-1 y con dos jugadores (Sauto y Luis Regueiro) renqueantes, el Barça asediaba la meta madrileña, cuando Escolà se sacó un disparo que El Divino taponó con una estirada felina hacia su lado izquierdo, provocando la admiración de todo el mundo. Como diría el propio portero: “¡Veinte años de fútbol están ahí, en ese instante!”. Se podría decir que toda su vida sin riesgo a equivocarse.
El propio Zamora explicaría esa jugada tiempo después: “No ven mis ojos más que a Escolà. Lo veo agrandado; en primer plano sus pies y el balón. Hay un grito imperioso que se me queda dentro: “Por aquí”... Inclino el cuerpo hacia la izquierda, marco el sitio... Sin una milésima de retraso, justos, coinciden el balón y mis manos. Críspanse los dedos atenazando el cuero. ‘¡Mío, mío, mío! Nada más que mío’. Absoluta posesión de lo que me pertenece, de lo que nadie puede disputarme: el balón. ¡No ha sido gol! ¡No ha sido gol! Óyese a mi alrededor. Es el título, es la Copa. Más que aplausos son las exclamaciones que estallan como cohetes. ¡Es asombroso. lo ha parado! En unos es de júbilo el acento. En otros, de decepción...”.
Cuenta la leyenda que Zamora recordó una jugada similar... finalizada en gol. Ocurrió en una gira suya con el Espanyol por Uruguay, cuando Piendibene, del Peñarol, le batió de manera similar. El Divino no quiso sufrir la misma afrenta. De ahí su reflejo felino. Una acción que hizo que le sacasen a hombros del viejo Mestalla... tras realizar la mejor intervención de toda su carrera.