El Atlético ultima la nueva operación Mahou-Calderón
El pasado jueves se afinaron los detalles en una reunión entre los técnicos del Ayuntamiento, del club y de la cervecera. La M-30 no se soterrará y se solucionará con el parque elevado.
Si por un lado el Atlético ha comenzado ya el trasvase de su masa social al nuevo estadio que estrenará en 2017, por el otro el club colchonero está ultimando con el Ayuntamiento y Mahou el nuevo plan urbanístico para la zona que comprende los terrenos del Calderón y de la antigua fábrica cervecera. El pasado jueves tuvo lugar una decisiva reunión entre los técnicos para detallar los límites a los que llega cada una de las partes con respecto a las diferencias que este nuevo plan contempla con el anterior completamente olvidado. Se trataba de afinar al máximo con los números.
En el actual plan, que cumplirá de inicio con toda la normativa vigente con respecto a la ley del suelo, la M-30 no será soterrada y como solución, tal y como avanzó el diario El País el pasado 12 de abril, se ha decidido proyectar un parque elevado al estilo del High Line de Nueva York. El Ayuntamiento exigió reducir las cargas de edificabilidad para seguir adelante con la idea, nada de rascacielos, y así será, pero eso le ha generado al Atlético unos costes estimados en 50 millones.
Desde su llegada al cargo José Manuel Calvo, concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, exigió que “el proyecto no fuera meramente especulativo para pagar los costes” y como condición, para que el gobierno entrante cumpliera el compromiso heredado, requirió que se redujera de manera importante el número de viviendas para los más de 175.000 metros cuadrados que abarcaba la operación Mahou-Calderón y que los rascacielos proyectados desaparecieran. La edificabilidad se verá reducida en más de 1.500 viviendas y eso, primero, propició que FCC se retirara como promotora de la operación, y después ha afectado directamente a los números que ha tenido que hacer el Atlético.
El club recibirá por los terrenos del Calderón menos de los 150 millones que se fijaban para el anterior proyecto, pero en la estimación actual nunca ingresaría menos de entre 120 a 130 millones. El dinero de la venta de esos derechos urbanísticos iría para satisfacer buena parte del capital del crédito solicitado a la financiera Inbursa de Carlos Slim, que se efectuó con objeto de terminar la construcción del nuevo estadio, y para los 30 millones que todavía quedan por pagar de la parcela de Canillejas. Dentro de las conversaciones de estas últimas semanas aparecen también el Centro Acuático y la posibilidad de que el Atlético utilice los terrenos de la almendra olímpica para campos de fútbol a modo de ciudad deportiva. Es una hipótesis que se está manejando en las reuniones, pero el Atlético primero quiere ver cómo se consolida su balance después de los muchos ajustes del nuevo plan Mahou-Calderón y después estudiar el régimen de concesión, primero, del Centro Acuático.
El Ayuntamiento necesita darle una solución integral al fallido proyecto olímpico, pero además quiere que eso redunde positivamente en la dotación del distrito. No se entregaría el edificio al Atlético ni los terrenos anexos para una explotación particular, se exige un uso mixto para que los vecinos de Canillejas puedan beneficiarse.
Se espera que las partes den su visto bueno definitivo al plan antes del final del presente mes y, a partir de entonces, el Ayuntamiento tendrá que avanzar con celeridad en dos aspectos que el consistorio prometió también agilizar. Primero tendrá que entenderse con la Comunidad y enviarle su informe para que los terrenos de La Peineta pasen de uso público a privado y, además, comenzar a urbanizar los aledaños del nuevo estadio del Atlético. El Ayuntamiento prometió cumplir su compromiso. Su exigencia en cuanto a la reducción de la edificabilidad se ha visto satisfecha, su idea de un proyecto sostenible, pero ahora debe corresponder a una afición que se mudará en poco menos de un año.