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CIUDAD SACUDIDA POR LOS VIOLENTOS

Marsella se repone tras la barbarie de los ultras

La ciudad retoma la calma. La mayor atracción de los marselleses será el partido que mañana juegue Francia ante Albania en su Vélodrome.

La presencia militar en el Puerto Viejo, donde se produjo la batalla, permite a la gente pasear sin miedo por Marsella.
Jesús Álvarez Orihuela

Nada en los bulevares, cafés y comercios de Marsella hace presagiar que allí, en concreto en su Puerto Viejo, se produjo la bochornosa batalla campal entre ultras ingleses y rusos que acabó con varios detenidos y un herido grave. La ciudad retoma la calma tras un fin de semana negro, el peor que podían esperar en su estreno como sede de la Eurocopa.

El sol calienta y anima a pasear por donde hace sólo unos días volaban botellas y sillas. Las cafeterías de la zona resultaron las peor paradas. “Fueron tres días de tensión, hasta que en el último se produjo la multitudinaria pelea. Empezó en torno a las seis de la tarde. Los hooligans ingleses se enfrentaron a los rusos y a los del Marsella. Fue terrible”, recuerda Brami, el encargado de un restaurante en pleno puerto.

A él y a sus camareros les dio tiempo a recoger la terraza cuando vieron que la cosa se ponía cruda. Después, cerraron el local con llave con los clientes dentro y vieron cómo se produjeron los hechos, incluida la intervención policial. “Habían bebido mucho. Yo abrí a las 8 de la mañana y a las 9 ya estaban tomando cervezas. Se bebieron toda esa hilera de barriles”, dice mientras nos enseña un pequeño almacén abarrotados de todos ellos, unos 25.

Francia. Aún quedan aficionados ingleses sueltos que se sienten menos fuertes sin el respaldo de la masa y el acompañamiento del alcohol. Les vigila de cerca una patrulla militar fuertemente armada y varios policías en moto. El resto es gente que se dirige a tomar un barco turístico o a montar en la noria que preside la plaza. “La pelea fue en aquella otra esquina. Mientras se producía, el resto de gente hacía otras cosas e incluso se montaba en la noria”, cuenta el encargado de turismo que invita a probar la atracción.

De momento, la mayor atracción de los marselleses será el partido que mañana juegue Francia ante Albania en su Vélodrome. “Queremos ver a Payet”, dice Ismael, un chico que, junto a Jordan, se divierte con una pelota allí donde los ultras sembraron el pánico. El fútbol, por fin, vuelve a ser protagonista en Marsella.