El entrenador marca el camino
Hay aspectos que se desconocen, pero está claro que el Espanyol necesita un entrenador que sienta, viva y pelee por su proyecto.
Hace ya 25 días que los jugadores del Espanyol golearon al Eibar y se despidieron en Cornellà-El Prat después de una temporada para no recordar jamás. En este período de tiempo lo único que sabe el aficionado es que Ángel Gómez, quien llevaba cinco meses ocupando el cargo que abandonó Óscar Perarnau, seguirá en la silla hasta 2019. También conocen que se busca un entrenador con “personalidad” y “jugadores “consagrados”, y que además “las decisiones están tomadas a falta de comunicarlas”. Pero, por el momento, no hay ilusión con la que endulzar las calurosas tardes de junio.
El club vive a ritmo oriental, donde todo avanza de forma lenta pero teóricamente segura, un consuelo al aficionado que vive preso del click, de la actualización rápida, un auténtico carnívoro de noticias frescas. Hace diez años la impaciencia no hubiera corroido el ambiente porque no había espacios masivos donde verter opiniones. El último capítulo es el de Quique Sánchez Flores. Hay aspectos que se desconocen debido al excesivo hermetismo de todas las partes, pero está claro que el Espanyol necesita un entrenador que sienta, viva y pelee por su proyecto. Si los euros entran en juego, no es la persona idónea. El capitán del barco es la pieza clave. Los equipos se identifican por sus entrenadores, salvo si tienes cracks como Messi o Cristiano. El Sevilla es (¿o era?) Emery, el Villarreal es Marcelino, el Athletic se une a Valverde. ¿Qué será el Espanyol? El técnico marca el camino.
