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MIRANDÉS 0-LEGANÉS 1

El Leganés cumplió en Anduva: ascenso histórico a Primera

Un cabezazo de Insua valió para que el equipo pepinero, por primera vez en sus 88 años, esté en la máxima categoría del fútbol español.

Los jugadores del Leganés celebran el ascenso.
Los jugadores del Leganés celebran el ascenso.PAULINO ORIBEDIARIO AS
AStv

Ascenso del Leganés a Primera| Junio es el mes del Leganés. En el año 28 del pasado siglo XX, en junio para ser más concreto, once leonés valientes nacieron al Leganés. En 1993, 65 años más tarde, también en junio, las huestes de Luis Ángel Duque asaltaron el sueño del fútbol profesional: era el primer ascenso a Segunda. Dos décadas más tarde, en 2014, una chilena de Carlos Álvarez en Hospitalet retornaba al equipo a esa categoría después de una década en Segunda B. Aquello sucedió también en junio. No cabía duda alguna. Éste era el mes. Y ocurrió. El Leganés ganó en Anduva, en junio, con un gol de Pablo Insua para lograr la épica de ascender. De vivir en la gloria de Primera División.

Ascenso del Leganés a Primera

El inicio del partido lo dominó un invitado imprevisto. Su nombre no aparecía entre los 22 protagonistas, pero él, el desasosiego, lastró el arranque de un Leganés acertado, pero acelerado, concentrado, pero revolucionado. Los de Garitano querían dar el segundo pase antes que el primero, meter la bola en la portería antes de armar el tiro. Sí, los de Garitano dominaban, pero faltaba algo. Faltaba la calma. Una tensión que se hizo carne en Alex Szymanowski. 

El argentino, salvado por Apelación a 48 horas de que se jugase el encuentro, centelleó por el césped de Anduva sin que sus rivales pudieran frenarle pero llegado el momento clave, algo siempre le fallaba. Hasta cuatro de la media docena de claras ocasiones madrileñas nacieron de sus botas. La más clara, en el 28’, cuando solo ante Raúl, su zapatazo, alto, acabó en una gran parada del arquero. Cabizbajo, Álex no paraba de llevarse las manos a la cabeza. Maldito invitado. Maldito desasosiego. 

Semejantes regalos alentaron a un Mirandés correcto, educado. Nada de hostilidades hasta que Néstor sembró el pánico en los pepineros. Su remate en el 39’ al primer palo y la réplica de Provencio un minuto más tarde, con disparo lejano, fueron las dos ocasiones más peligrosas de los rojillos en una primera parte que acabó con todo por decidir. Leganés y Nàstic, por entonces, calcaban sus resultados. 

El descanso destensó a los visitantes. La dosis de ‘garitanina’ en el vestuario relajó a un Lega que salió en tromba. Entonces, cuando el crono había pasado apenas de los 120 segundos de la segunda mitad, Timor, un capataz de cincel fino y zurda incisiva, botó un córner que Pablo Insua cabeceó, pero que escondía detrás el impulso de una ciudad de 200.000 habitantes. Gol. Gol histórico. Gol que se escuchó de la Plaza España de Leganés, a la de la Fuentehonda, de la Plaza Andalucía hasta la Plaza Mayor. Y allí, donde se erigió una vez el viejo Luis Rodríguez de Miguel, aquel campo con sabor añejo y olor a panceta, allí se quedó para descansar y velar armas hasta que mañana aparezcan por el balcón del Ayuntamiento los héroes del ascenso. 

El tanto despertó a un Mirandés que decidió apretar, cumplir con su rol de rival digno. Y así, impulsado por su sentido del honor, comenzó a dominar a un Lega que se replegó para dar el protagonismo a sus futbolistas más tácticos. Fue el turno de su zaga y su medular. Quedaban inaugurados los minutos del contragolpe. Gabriel, Timor, Miramón... Todos tuvieron la suya hasta que llegó la más clara cuando Gabriel, de nuevo, se sacó un testarazo a centro de Szymanowski que Raúl evitó con mano de roca. Segundos después, el Nàstic marcaba en Tarragona. El rival en la distancia acechaba. El partido comenzó a jugarse sin red para el Lega. 

Pero es en éstas, cuando los partidos caminan sobre el alambre para el Leganés, es donde se agiganta Serantes, héroe pepinero en más de una batalla de esta temporada. También en ésta cuando, en el 70', evitó el empate de Sangalli. Eran los minutos del miedo. Miedo que llegó minutos después con un remate de Alain que olía a 1-1 pero que se marchó lejos por poco. Miedo a no tener más ocasiones cuando Gabriel y Timor volvieron a perdonar en el 77’ y el 80’. Miedo cuando Aridane, un ex del Lega, marcó un cabezazo certero en el 83’ que el árbitro anuló por fuera de juego que no era. Bustinza rompía la posición ilegal. Miedo. Mucho miedo que pudo disipar Timor en una falta por cesión dentro del área que despejó de nuevo un épico Raúl en el 86’. Todo era posible. El empate. El 0-2. Y allí llegó el milagro desde Tarragona. El empate del Alavés hacía ascender, sí o sí, al Leganés. Pasara lo que pasara en Anduva. Ya nada más importó. Solo la euforia de un equipo que desde anoche, vive en la gloria. En la gloria de Primera.